Itongadol/AJN.-(Por Daniel Berliner) Jerusalem. Luego de algunos intercambios de mails, finalmente suena el celular un día antes de mi regreso a Buenos Aires, Al atender se escucha una voz dulce y suave. Rachell Fraenkel, aquella mujer que perdió a su hijo Naftali el año pasado en manos de terroristas palestinos y se convirtió en un símbolo de lucha para toda la sociedad israelí, confirma nuestro encuentro en una de las concurridas confiterías de Mamila.
Podría tratarse de un encuentro común y corriente, un encuentro entrevistador-entrevistado. Pero en este caso, el porte de su persona no pasa desapercibido y la charla se ve interrumpida varias veces por israelíes que se acercan a hablarle o simplemente saludarla. Incluso los empleados de la confitería le ofrecen una porción de torta a modo de reconocimiento, algo que ella agradece haciéndoles un dibujo. “Fue una experiencia larga, de conexión, acercamiento, de corazón abierto, fue lo que llamamos hermandad”, expresó ante estos actos de solidaridad hacia su persona.
En diálogo con la Agencia Judía de Noticias, Frenkel, que hoy en día continúa dando clases de Guemara a mujeres, comentó sobre el cambio que se produjo desde el Operativo Margen Protector, el cual tuvo como uno de sus detonantes el secuestro y asesinato de su hijo Naftali, junto a Gil-Ad Shaer y Eyal Yifrah en las afueras del asentamiento de Alón Shvut, en Judea, el año pasado.
“Nosotros amamos quienes fuimos en ese momento, a pesar del momento triste, pero el hecho de que se pudieron conectar a tantos judíos y se sintieron como familia es algo enorme hoy en día. Se empieza con un buen ojo y un corazón abierto”, dijo.
¿Qué pasó en la sociedad israelí a un año de lo que ocurrió?
Tuvimos una experiencia muy importante en el verano y no fue solo por esos dieciocho días que estuvimos buscando a los chicos, sino todas las semanas del Operativo Margen Protector. Eso es lo que sentimos hasta el momento. Cuando fue el aniversario del asesinato de los chicos fue un día de hermandad en Israel y en muchos lugares del mundo. Todo grupo, organización o persona individual que participó de las actividades de hermandad se unió. La sensación fue muy fuerte cuando hay muchas personas que quieren hacer, y eso es muy importante. En todo el país decenas de poblados organizaron charlas religiosas con gente adulta, ortodoxos, gente de izquierda y de derecha, e incluso algunos de poblados árabes. Eso quiere decir que amaron quienes fueron cuando estaban ahí.
Entonces sí pasó algo en la sociedad, ¿eso quiere decir que hubo un cambio?
El verano pasado me preguntaba si esto daba para seguir y un rabino de Estados Unidos me dijo: “Sabes que hay gente que tiene experiencias del tipo amoroso y aunque esa experiencia no dé frutos, porque la pareja se separó o lo que sea, es una experiencia que te transforma la vida y no sos la misma persona que fuiste antes”. Lo que vivimos fue como ese “click” que le faltó a la gente. Cuando ves el lado de la política pensás que para los políticos es todo lo mismo. Pero cuando recurrís hacia las personas, su corazón se abre, solo quieren hacer cosas, conectarse y la pregunta es cómo se puede trabajar con eso.
¿Ustedes quieren trabajar a través de su experiencia para la sociedad israelí?
Este año nuestro trabajo es como dice la Torá: “Sacar algo dulce del momento amargo”. Creo que es lo que nos depara este año y hay muchas cosas buenas que ocurren todo el tiempo. Me salió hablar con varias comunidades del mundo y en todas me dijeron las mismas palabras: “Una vez cuando pensamos que se los puede devolver y otra vez cuando los recordamos, se van a juntar los ortodoxos, ortodoxos modernos, reformistas, conservadores y gente que no está conectada con la religión, todos se pararon juntos”. Es algo que jamás se ha visto en nuestra comunidad. Es un milagro.
¿No le molesta eso, por el hecho de ser ortodoxa?
Toda la idea es como dijo un rabino: “No espero que estés de acuerdo conmigo, solo que te importe”. Para mí es un lema. Nuestro slogan es: “Unión no unicidad”. Hubieron videos promocionales que invitaban a venir al día de la unión y hermandad, y el slogan era: “Vení tal como sos”. Están pasando muchas cosas buenas, nosotros volvimos a nuestras vidas normales, a muchas personas les pasa cosas.
¿Dónde está D-s en su vida ahora?
Entiendo que está la idea de que cuando uno está pasando por un mal momento se quiebra su creencia, pero no me parece racional. Porque antes le pasaban cosas malas a las demás personas y ahora me tocó a mí, entonces, ¿porque es distinto? Hay algo que nosotros decimos en la plegaria que es “D-s hace la paz y hace lo bueno”, pero eso está mal en el versículo, porque originalmente es “D-s hace la paz y hace lo malo”. El versículo dice que D-s también hace las cosas malas del mundo, entonces hay maldad. Esta vez me tocó a mí y no me parece racional que cambie mi creencia. La lamentación del “¿porque me paso a mí?” me parece una pérdida de energía. Quiero dedicarme a mis hijos, quiero recordar a Naftali, quiero vivir bien la vida y no tengo energía de sobra para empezar con todo eso.
¿Cómo conviven sabiendo que los árabes están muy cerca suyo?
Ayer entró a mi casa la maestra jardinera de mi hijo de 5 años y me dijo que había escuchado a los chicos 4 a 5 años jugando. Entre ellos, mi hijo Shlomo les decía que no todos los árabes eran malos, que había árabes buenos y árabes malos, y les empezó a explicar la diferencia. Me puso muy contenta porque no quiero criar a mis hijos con odio. Por otro lado, su hermano favorito se murió. Es una vida complicada y que a los 5 años pueda decir algo así de complejo, algo no sencillo, está bien.
¿Qué puede decirles a los judíos que están fuera de Israel?
Quiero empezar agradeciendo, no se puede resaltar lo suficiente lo que la gente se abrió y no durmió con nosotros. Todo fue un esfuerzo colectivo, recibimos miles de cartas y no te puedo explicar cuántas personas fueron buenas. ¿Porque es importante para mí decirlo? Porque en el mundo se mueren por día millones de personas y a nadie le mueve un pelo. Ahora millones de judíos en todo el mundo no durmieron, se quedaron en vigilia, porque tres jóvenes no volvieron a sus casas después de la escuela. Eso habla mucho de nosotros. Nosotros amamos quienes fuimos en ese momento, a pesar del momento triste, pero el hecho de que se pudieron conectar a tantos judíos y se sintieron como familia es algo enorme hoy en día. Se empieza con un buen ojo y un corazón abierto.