Los partidos Demócrata y Republicano de EEUU buscan con ahínco los votos de unos 40.000 ciudadanos estadounidenses en Israel ante el temor de que las elecciones vuelvan a decidirse por un estrecho margen de votos.
De siete millones de estadounidenses que viven en el extranjero, más de 150.000 se encuentran en Israel, si bien sólo alrededor de 40.000 se han registrado para ejercer el derecho a voto, según lo exigen las regulaciones electorales estadounidenses.
Aún así, su voto es de gran interés y tanto republicanos como demócratas han reactivado en los últimos meses sus delegaciones locales para que traten de atraer a cuantos más votantes.
«Generalmente tenemos entre 14.000 y 15.000, pero este año, por la coyuntura mundial y la regional, el número de votantes potenciales ha crecido a cerca de 40.000», confirmó a EFE Mark Alan Zober, presidente del Partido Demócrata en Israel.
Zober, de 59 años y residente en Israel desde principios de 1970, agrega que dos tercios de los electores que se han registrado lo han hecho a través de su partido, y el resto con el Republicano.
«Pero ello no quiere decir que voten acordemente. En particular, no este año en el que la agenda de la lucha contra el terrorismo ha volcado más el voto hacia el lado republicano», sentencia.
Y es que a la hora de votar, los estadounidenses residentes en Israel no tienen tanto en cuenta los problemas económicos o sociales de Estados Unidos como los intereses de Israel.
«Bush ha probado ser lo que los israelíes reconocen en sus conciencias como un verdadero amigo y un socio en la lucha común contra el terrorismo que representan Arafat y Bin Laden», dice el investigador Eytan Guilboa, de la Universidad de Bar Ilán y experto en política estadounidense.
«Kerry, en ese sentido, no es más que un desconocido, a pesar de que su discurso político en cuanto a Israel es idéntico al de Bush», agrega el académico, ex docente y graduado de la Universidad de Harvard.
Guilboa da a entender que Kerry, a pesar de su reconocido origen judío, es una «apuesta» cuando Israel tiene ya en la manga un poderoso as que se llama Bush, y que está en línea con la política del Gobierno israelí en un cien por cien.
A pesar de ello, los demócratas han convocado más de una treintena de mítines y reuniones en las últimas semanas para tratar de asegurar que no hay una fuga de votos hacia el candidato republicano, y que se mantiene el tradicional apoyo judío al Partido Demócrata, que suele supera la barrera del 60 por ciento.
«Hacemos publicidad en la prensa y sobre todo encarrilamos cadenas de mensajes electrónicos destinados a convencer al votante», explica Zober sobre la campaña que han llevado a cabo.
La ley israelí permite recoger donaciones para los partidos en otro país, aunque -según el activista-, «el dinero no se queda aquí, sino que es enviado a los comités electorales en EEUU».
Consultado sobre el creciente interés de George W. Bush y John Kerry en el voto «israelí», explica que lo ocurrido en el Estado de Florida hace cuatro años -cuando Bush se impuso a Al Gore por sólo 537 votos- les ha convencido de que no deben ceder terreno en ninguna parte y menos en un lugar donde hay tantos floridanos.
«Es decir que no todos los 40.000 votos en Israel serían decisivos, sólo buscan un 25 por ciento de ellos, que son los de aquellos estadounidenses que residían en estados clave como Florida o Ohio», explica Zober.
Hablar de «votos decisivos» es algo a lo que, por el contrario, se niega tajantemente Guilboa: «Es exagerado decir que, entre 180 millones de votantes, los de unos miles de americanos en Israel serán decisivos».
«Sin embargo, si ocurre un escenario como el de 2000, tendrán una mayor importancia, pero tanta como la de los votos emitidos en otro lugar del mundo y donde vivan numerosos estadounidenses», concluye el académico.
Fuente: EFE
24Horas