Itongadol.- Pequeño es el mundo al que la mayoría de nosotros prestamos atención, y limitada nuestra preocupación. ¿Qué vemos cuando vemos el mundo?
Hay tres aspectos de la naturaleza que suscitan nuestra atención: su fuerza, su belleza y su grandiosidad. Por ende, hay tres formas posibles de relacionarnos con el mundo: explotarlo, disfrutarlo o aceptarlo con temor reverente.
En la historia de la civilización distintos aspectos de la naturaleza hicieron aflorar el talento del hombre, cuya mente se sintió estimulada a veces por la fuerza y el poderío de la naturaleza, otras por su belleza y en ocasiones por su grandiosa majestad.
Vivimos en una época que ve la utilidad como mérito principal de la naturaleza, en una época que considera el dominio de la naturaleza y la utilización de sus recursos como el propósito primordial del hombre en la creación de Dios.
De hecho, el hombre se ha convertido antes que nada en un animal que fabrica herramientas, y el mundo es ahora una gigantesca caja de herramientas destinadas a satisfacer las necesidades del hombre.
(Dios en busca del hombre, pág. 44. Ediciones Seminario Rabínico Latinoamericano.)