El cineasta Israel Adrián Caetano («Bolivia», «Un oso rojo»), comenzó el rodaje de su corto para el filme «18-J», integrado por 10 segmentos (los demás son dirigidos por Daniel Burman, Alejandro Doria y Adrián Suar, entre otros), acerca del atentado perpetrado en julio de 1994 contra la sede porteña de la Amia.
Los otros episodios sobre el caso, aún impune, tampoco tendrán título y serán dirigidos por Lucía Cedrón, Alberto Lecchi, Marcelo Schapces, Carlos Sorín, Juan Bautista Stagnaro y el coreógrafo Mauricio Wainrot y producidos por empresas diversas.
En su cuarto y último día de trabajo en un galpón de las avenidas Santa Fe y Bullrich, donde es posible filmar explosiones, Caetano habló sobre su corto, producido por la Universidad Nacional de Tres de Febrero.
«A mí me llamaron de la UNTreF porque querían que dirigiera uno de los cortos -contó- y lo cierto es que me enorgullece y me halaga que hayan pensado en mí para hacer algo así».
El realizador dijo que al principio «no entendía bien cómo encararlo, ya que el tema me producía mucho respeto, mucha indignación, pero tal vez tenga la indignación de que ya no me indigna nada en este país».
«Es terrible que pase eso, como que no te duele nada -abundó-, eso es medio choto en un punto, y creo que en lo que se transformó lo que estoy filmando es en un homenaje, en el que no aprovechamos el espacio para la cosa narcisista de un director que dice lo que opina sobre el caso Amia».
Usufructuar su corto para el narcisismo, según Caetano, sería «obsceno», «porque yo siento que vivo en un país donde soy responsable de lo que ocurre delante de mi casa o en la esquina, o en el Once en este caso, soy medio culpógeno en general».
Comparó su postura con lo visto en la película «11-9-01», sobre el atentado a las Torres Gemelas neoyorquinas e integrada por cortometrajes de directores internacionales, en el que «hay algunos que son una porquería».
«Aunque hay un par que están buenos, como el de Sean Penn, siento que el de Ken Loach puede integrar el lote de los declamativos y aunque yo esté de acuerdo con su posición, aquello era más político; en cambio esto me parece más cercano», comparó.
Y señaló que «los que hicieron esa película son once directores de todo el mundo, pero cuando sucedió lo de la Amia yo estaba aquí cerca, vivía cerca y pienso ¡pah! ¡Si yo hubiera estado ahí!».
El codirector de «Pizza, birra, faso» afirmó que le gustaría ver una película sobre el 11 de septiembre «de once directores que vivan ahí, en Nueva York, que puedan dar el testimonio de la cercanía con lo que están contando».
Para su corto, el realizador no se basa sobre un guión concreto, pero hay «una idea y un concepto y sobre eso se trabajó, sobre el efecto que producen las explosiones en los objetos y por eso estamos filmando acá».
«Pusimos ropa tendida como si fuese en una terraza, o una torta en la vidriera de una confitería frente a la Amia y lo que captamos es el estado de esos objetos antes, durante y después de la explosión», dijo.
Su película será «muy estética, rara y creo que allí es donde reside el homenaje, aunque al mismo tiempo de lo estético es triste y doloroso, que es lo que a mí me provoca junto a la indignación de que no se esclarezca».
«Lo encaramos por un lado muy pudoroso en general, con mucha vergüenza y decidimos meternos entre los objetos de las víctimas y filmarlos. Básicamente es eso y música lo que estamos filmando, con la inclusión de un actor al que sólo se le ve la cara», añadió.
Caetano afirmó que no es necesario «andar lavándose las manos y diciendo ‘qué terrible que esto pase’, como si uno no tuviera la culpa absolutamente de nada y no lo digo en lo individual sino como sociedad».
«No olvidemos que tuvimos un gobierno que se metió en una guerra y nosotros lo volvimos a votar -acusó-, yo no hice lo imposible para no estar en esa guerra. Aunque sí, protesté y me quejé, pero no hice lo imposible».
En cuanto a su pasado reciente, Caetano se congratuló del éxito de la miniserie «Uruguayos campeones» en la TV de Montevideo, rodada en Uruguay y primera en el rating oriental «y en la que trabajan algunos amigos argentinos».