La pequeña comunidad de seiscientos mil israelíes que danzaron en las calles hace 56 años y que se defendió de los ataques árabes, se ha convertido en un país de casi siete millones de habitantes, en una próspera y pluralista sociedad basada en tecnología de punta.
Como hijo de inmigrantes conozco el precioso regalo que representa este pequeño Estado para sus ciudadanos, que constantemente brinda y fomenta valores y oportunidades vitales.
Al mirar retrospectivamente nuestros comienzos es importante recordar que ningún logro fue dado por sentado. Esto reviste un significado especial cuando celebramos la fiesta nacional, inclinando la cabeza en honor de los miles de hombres y mujeres que hubieron de pagar un alto precio para que hoy podamos respirar prosperidad.
Expresamos nuestro agradecimiento a las comunidades judías de la Diáspora que nos incentivan con su solidaridad. Su incondicional compromiso con Israel en todos los órdenes ha contribuído a nuestro éxito como nación.
En el curso de estos 56 años Israel ha hecho frente a muchos desafíos y peligros, algunos de los cuales persisten aún. Lamentablemente, aún hacemos frente a la hostilidad proveniente de la Autoridad Palestina, de Siria y de otros países árabes, Irán y milicianos islámicos.
El terrorismo continúa amenazando, aún cuando la lucha contraterrorista que mantenemos a nivel interno y externo se encuentra en su momento. También el antisemitismo ha resurgido como flagelo que amenaza, no solamente a Israel sino a las comunidades judías de la Diáspora.
Es el deber de Israel, las comunidades judías del mundo y de la comunidad internacional toda, mantenerse unidas para combatir el terrorismo, el antisemitismo y otras xenofobias, que pretenden atentar contra nuestros valores, contra nuestra vida. Este es el desafío de nuestra era.
Todavía queda mucho por hacer para salvaguardar lo que hemos construído, para concretar las aspiraciones de nuestro pueblo por un futuro mejor, por un futuro de paz.
Absorbemos fortaleza y coraje de nuestros éxitos, especialmente del histórico acuerdo que firmamos hace 25 años con Egipto, y que celebramos hace apenas unas semanas. También nos llena de satisfacción el acuerdo de paz con Jordania, así como la firme amistad que mantenemos con la mayoría de las naciones del mundo. Los progresos que estamos haciendo en nuestros contactos con el mundo árabe, a los cuales asignamos gran importancia, son otras de las razones que nos llenan de coraje.
Proyectándonos hacia el futuro en este día de celebración, hacemos votos para continuar realizando todo lo que esté a nuestro alcance para lograr paz, seguridad y prosperidad. Continuaremos reafirmando nuestra unidad con el pueblo judío al mismo tiempo que haremos del sueño sionista una realidad.
Desde Jerusalem, la ciudad de la paz, la eterna e indivisa capital del pueblo judío, les reitero mis cálidos deseos para que juntos continuemos celebrando el increíble obsequio que es el moderno Estado de Israel.
¡Jag Sameaj!
Silvan Shalom
Fte Emb de Israel En Bs As