Y hoy, siguiendo un triste y familiar modelo, el Consejo se reúne. ¿Por qué? No para condenar el terrorismo, no para honrar la memoria de los cientos de personas asesinadas por él, sino para salir en defensa de uno de sus principales perpetradores, un padrino del terrorismo. Éste no es un mensaje del cual el Consejo puede enorgullecerse. Francamente, es un ultraje.
Mientras pretendamos que la respuesta al terrorismo es más seria que el terrorismo en sí, solamente invitaremos más terrorismo. Si queremos dar alguna oportunidad al proceso de paz, el tipo de terrorismo que el Jeque Ajmed Yassin dirigió y perpetró y juró continuar incansablemente, no puede ser disminuido ni mitigado, debe ser derrotado. Debe ser derrotado no solamente por nuestro bien, sino por el bien de todo el mundo libre.
Sr. Presidente,
Aunque el Consejo de Seguridad nunca se ha reunido para debatir los ataques de los que es responsable el Jeque Yassin, la lista es horrible y estremecedora. Caracterizarlo como «líder espiritual» es intentar caracterizar a Osama bin Laden como una Madre Teresa. Bajo su apariencia clerical, el Jeque Yassin es un verdadero pionero del asesinato despiadado de inocentes. Bajo su directo liderazgo, inspiración e instrucción, el Hamás – una organización reconocida en todo el mundo por su terrorismo brutal – ha perpetrado más de 425 ataques que han asesinado a 377 israelíes y dejaron heridos a 2076 en tres años y medio de violencia. El Jeque Yassin estuvo a la cabeza de un comando y una estructura de control dedicados a la destrucción de Israel. Si él no fue un architerrorista, no existe tal cosa.
Tengo en mis manos 187 páginas que documentan el horrible alcance del terrorismo del Hamás, que provoca una indescriptible angustia en la vida de los ciudadanos de Israel. Entre los 425 ataques cometidos por el Hamás desde Septiembre del 2000, la organización ha perpetrado no menos de 52 ataques suicidas separados, en los cuales fueron asesinados 288 israelíes y 1.646 fueron heridos. Mencionaré solamente unos pocos de ellos, para darles una idea de la perversidad que este hombre representaba y el horror que ha infligido la organización que él encabezaba, adjudicándose con orgullo la responsabilidad.
Una y otra vez, mientras las madres israelíes se atormentaban de dolor enterrando a sus criaturas, y las viudas sepultando a sus maridos, aparecía en todas las pantallas de televisión el satisfecho rostro del jeque Yassin, exaltando a los asesinos como mártires.
La siguiente es tan sólo una breve lista de su sangriento y horroroso récord.
El ataque suicida del 1o de junio del 2001 en la discoteca Delfinario de Tel Aviv, en el que 21 personas fueron asesinadas y 120 quedaron heridas, cuando un terrorista del Hamás se hizo estallar estando parado en medio de un gran grupo de adolescentes que esperaban para entrar al lugar;
El ataque suicida del 9 de agosto del 2001 en un restaurante de Jerusalem, en el que fueron asesinadas 15 personas y 130 quedaron heridas;
El ataque suicida doble del 1o de diciembre del 2001 en la peatonal de Ben Yehuda en Jerusalem, en el que fueron asesinadas 11 personas y 188 quedaron heridas;
El ataque suicida del 2 de diciembre del 2001 en un autobús No 16 en Haifa, en el que 15 personas fueron asesinadas y 40 resultaron heridas;
El ataque suicida del 9 de marzo del 2002 en un café de Jerusalem, en el que 11 personas fueron asesinadas y 54 quedaron heridas;
El ataque suicida del 27 de marzo del 2002 en el comedor del Hotel Park en la ciudad costera de Natania la primera noche de Pésaj, en el que 30 personas fueron asesinadas y 140 resultaron heridas;
El ataque suicida del 18 de junio del 2002 en un autobús No 32A en Jerusalem, en el que fueron asesinadas 19 personas y 74 quedaron heridas. El autobus, que resultó completamente destruido, llevaba muchos alumnos camino a la escuela;
El ataque suicida del 4 de agosto del 2002 en un autobús No 361 en el cruce Merón, en el cual fueron asesinadas 9 personas y 50 quedaron heridas;
El ataque suicida del 21 de noviembre del 2002, en un autobús No 20 en Jerusalem, en el cual fueron asesinadas 11 personas y 50 quedaron heridas;
El ataque suicida del 5 de marzo del 2003 en un autobús No 37 en Haifa, en el cual fueron asesinadas 17 personas y 53 resultaron heridas;
El ataque suicida del 18 de mayo del 2003 en un autobús No 6 en Jerusalem, en el que siete personas fueron asesinadas y 20 quedaron heridas;
El ataque suicida del 11 de junio del 2003 en un autobús No 14A en Jerusalem, en el cual 11 personas fueron asesinadas y más de 100 resultaron heridas;
El ataque suicida del 19 de agosto del 2003 en un autobús No 2 en Jerusalem, en el cual fueron asesinadas 23 personas y más de 130 quedaron heridas;
El ataque suicida del 9 de septiembre del 2003 en un puesto de autostop cerca de la base de las FDI en Tzrifín, en el cual nueve soldados fueron asesinados y 10 quedaron heridos;
El ataque suicida del 9 de septiembre del 2003 en un café de Jerusalem, en el cual fueron asesinadas siete personas y 44 quedaron heridas;
El ataque suicida del 29 de enero del 2004 en un autobús No 19 en Jerusalem, en el cual 11 personas fueron asesinadas y 44 resultaron heridas;
Y tan sólo la semana pasada, el 14 de marzo del 2004, en el puerto de Ashdod, en el cual 10 personas fueron asesinadas y 16 quedaron heridas.
Sus manos estaban empapadas en sangre de inocentes. El Jeque Yassin instigó personalmente y autorizó específicamente ataques homicidas, estimuló a hombres y mujeres a convertirse en terroristas suicidas, ordenó el lanzamiento de misiles Qasam contra poblados israelíes, coordinó actividades conjuntas con otras organizaciones terroristas y recolectó fondos para actividades terroristas, conduciendo una campaña en todo el mundo árabe para recaudar millones de dólares para mejorar la capacidad terrorista del Hamás.
A través de sus palabras generó una ideología de odio, incitación y asesinato, glorificados como martirio. En numerosas apariciones públicas, el Jeque Yassin llamó reiteradamente a la intensificación de «la lucha armada» contra israelíes y judíos «en todo lugar». Tan sólo un día antes de los ataques homicidas en el Café Hillel de Jerusalem y en la parada junto a Tzrifín el 8 de septiembre del 2003, ataques que cobraron 17 vidas, el Jeque Yassin llamó al Hamás a atacar a civiles israelíes desenfrenadamente, diciendo: «No limitaremos al comando militar, los batallones o las facciones.» Efectivamente, no conocía ningún límite.
El alcance asesino del Jeque Yassin se extendió no sólo por las calles de Tel Aviv y Jerusalem, sino llegó a nuestras calles globales. Era un architerrorista con objetivos internacionales y relaciones internacionales. Llamó a cometer ataques suicidas contra las fuerzas estadounidenses y británicas en Irak y alabó a Osama Bin Laden, deseando que Alá le concediera la posibilidad de continuar su lucha contra Estados Unidos.
Éste es el hombre que se ha solicitado al Consejo defender. Sus víctimas fueron privadas de la atención de este Consejo. ¿Ahora concederán esa atención a la persona que es directamente responsable de su asesinato?
Sr. Presidente, Miembros del Consejo,
En términos comparativos, el número de inocentes asesinados deliberadamente por terroristas palestinos hasta marzo del 2004 es equivalente a 22.499 ciudadanos rusos; 43.136 ciudadanos de los Estados Unidos, o 58.963 ciudadanos de la Unión Europea. ¿Cabe alguna duda de lo que sus países harían – o en algunos casos ya lo han hecho – ante un terrorismo de esta escala y de esta magnitud? Pregunto a aquellos que se han unido a nosotros hoy para este debate: ¿podrían ustedes permanecer sentados en calma esperando a que el próximo terrorista suicida aparezca en la puerta de su casa?
De acuerdo a cualquier estándar razonable de la ley internacional, Israel tiene el legítimo derecho, de hecho el deber, de defenderse contra aquellos combatientes ilegales y sus comandantes que están comprometidos a asesinar cuantos más civiles puedan. El liderazgo palestino ha demostrado más allá de ninguna duda no tener ninguna intención de adoptar ninguna medida para combatir el terrorismo, como está obligado moral y legalmente a hacerlo. Este asesino de masas, el Jeque Yassin, vivió y actuó durante años no sólo en libertad, sino bajo la protección y custodia de la Autoridad Palestina, en violación de las más básicas normas internacionales. ¿Qué consideran que debíamos haber hecho? Permanecer tranquilos mientras Yassin y los líderes palestinos firman conjuntamente la pena de muerte de más civiles inocentes?
Es obligación básica del gobierno de Israel – al igual que cualquier otro gobierno – proteger las vidas de sus ciudadanos ante la amenaza del terrorismo. A diferencia de los terroristas con quienes nos enfrentamos, nosotros hacemos todos los esfuerzos, bajo condiciones extremadamente difíciles, para minimizar el daño a civiles. Nosotros reconocemos que tenemos responsabilidades. Pero no negociaremos de día y enterraremos a nuestros muertos de noche. Al retirar al Jeque Yassin de la escena internacional hemos enviado un mensaje muy fuerte a los terroristas: cuando ustedes asesinan a nuestros civiles, no tienen inmunidad.
Sr. Presidente,
La operación del 22 de marzo constituye un importante paso adelante en nuestra marcha contra el terrorismo fundamentalista en nuestra región, que permite un retorno al proceso de paz. El Jeque Yassin era uno de los mayores obstáculos para el cese de las hostilidades y la reanudación de las negociaciones: una barrera en la hoja de ruta hacia la paz. Desde que fundó el Hamás de las filas de los Hermanos Musulmanes en 1987, la organización se ha opuesto a las conversaciones de paz con Israel y ha intentado frustrar toda iniciativa de paz. De modo que la pregunta no debe ser «¿por qué ahora?» sino, «¿por qué no antes?»
No puede haber paz y terror. No puede haber paz y Hamás. La Hoja de Ruta requiere explícitamente la eliminación del Hamás y de otras organizaciones terroristas, llama a poner término al financiamiento y apoyo a sus esfuerzos, reconoce que la paz es imposible mientras se permita florecer a esos heraldos de la muerte.
Israel sigue comprometido a la paz. Nosotros perseveraremos en la esperanza que surja un interlocutor para la paz de modo que podamos llegar a una solución política basada en la implementación de la Hoja de Ruta. Entretanto, el Primer Ministro Sharón ha anunciado planes para adoptar medidas de desconexión que tienen el potencial de revitalizar el proceso.
El liderazgo palestino tiene que elegir. Puede seguir durmiendo con terroristas y tiranos. Puede continuar su estrategia moralmente depravada de asesinato y terror y, al hacerlo, continuar trayendo sufrimiento y desesperación a los pueblos israelí y palestino. Pero puede también elegir un camino diferente. Puede demostrar al mundo que está dispuesto a asumir responsabilidaddes, no sólo privilegios. Puede demostrar que está dispuesto a establecer una sociedad democrática que respete los derechos de su pueblo y los derechos de sus vecinos, y no ser otra dictadura terrorista en el corazón del Medio Oriente. Israel está dispuesto, como siempre, a ser socio de un liderazgo así.
El Consejo de Seguridad también tiene que elegir. Tiene que dejar de enviar un mensaje que somete a juicio la respuesta al terrorismo, en lugar de al terrorismo. No puede consentir iniciativas que defienden al terrorismo y no a sus víctimas. En el espíritu de las resoluciones 242, 338 y 1373, el Consejo puede enviar un mensaje diferente: un mensaje de esperanza y de paz. Un mensaje que no pretenda que éste es un conflicto en el que una parte tiene el monopolio de los derechos y las víctimas. Un mensaje que rechace el terrorismo sin responder a compromisos.
¿Qué mensaje enviarán hoy a nuestra región y al resto del mundo?
Gracias, Sr. Presidente.
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Fte K.H