«Es algo que cualquier país hubiera hecho, y es una medida que deben apoyar las naciones que eligen la paz frente al terrorismo», señaló Meridor a LA NACION durante un diálogo con la prensa en un hotel céntrico de Buenos Aires. «Lo que hizo hoy Israel es muy importante. Yassin era un líder terrorista que incitaba a toda la población a la jihad para que cometiera ataques suicidas y segara la vida de otros. Yassin buscaba la destrucción de Israel y se oponía a cualquier negociación entre israelíes y palestinos.»
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-¿No cree que esto puede empeorar la situación al generar un círculo de violencia?
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-Tuvimos 931 israelíes muertos y 6200 heridos en los últimos dos años y medio. Esto ocurrió antes de que mataran a Yassin y en parte debido a su incitación y propaganda. Hay que ver esta medida en el largo plazo, no en el corto. En el largo plazo, se evitará que líderes religiosos usen la religión para incentivar el terrorismo y para educar a los jóvenes en el sentido de que cometan atentados suicidas contra civiles inocentes.
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El funcionario, que durante su visita a la Argentina participó de un congreso latinoamericano de la Organización Sionista Mundial (OSM) y de la Agencia Judía de Israel, que también preside, cree que personajes como Yassin no sólo representan una amenaza para Israel, sino para todo el «mundo libre».
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Una amenaza sin precedente
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«Estamos frente a una amenaza de una magnitud sin precedente de parte del fanatismo religioso musulmán que pone en peligro el futuro de todo el mundo libre, no sólo de Israel -señaló-. Occidente enfrenta una situación donde unos pocos, con muy poco, pueden matar a mucha gente. Lo vimos en Buenos Aires dos veces, en Nueva York en 2001, en Madrid hace dos semanas y en Israel todas las semanas.»
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Según Meridor, la amenaza terrorista sólo se puede superar si Occidente se une para enfrentarlo. «Ya nadie puede pensar «mientras no me toque a mí…», porque hoy no existe ningún país que no pueda convertirse en el blanco de un fanático fundamentalista musulmán. Ustedes, los argentinos, lo saben, por lo que les pasó la década pasada.»
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A pesar de la espiral de violencia que se vive en Medio Oriente desde que comenzó la segunda intifada, en septiembre de 2000 -y que según los analistas podría intensificarse luego de los hechos de ayer-, Meridor, que encabeza las instituciones encargadas de la inmigración a Israel, afirma que la seguridad no tiene un gran impacto en la decisión de los judíos de mudarse al país, como sí lo tiene la difícil situación que atraviesa la economía israelí. El motivo es que los israelíes se han acostumbrado a la violencia.
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«Desde que volvimos a Israel, después de 2000 años de exilio, probablemente no ha habido una semana en la que Israel no haya sido atacado.»
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Dolores Tereso
.La Nacion