En un acto llevado a cabo en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, la B’nai B’rith Argentina entregó al presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Ricardo Luis Lorenzetti, el Premio Derechos Humanos 2010, al reconocer su invalorable contribución a nuestra sociedad, y en mérito a su trayectoria, expresada a través de innumerables publicaciones. Luego de que el Vicedecano de la Facultad, Alberto J. Bueres, agradeciera a la B’nai B’rith Argentina el haber elegido ese ámbito para la entrega del Premio Derechos Humanos 2010, se encendieron las siete velas del candelabro que es el distintivo de la institución.
A continuación el secretario general de B’nai B’rith Argentina, Santiago Kuperwais, dio lectura al discurso del presidente de la institución, Mario Brodsky, por estar “reponiéndose de una reciente cirugía”.
Entre otros conceptos, Kuperwais señaló que “B’nai B’rith comparte los valores de la democracia, del pluralismo y de la tolerancia, como fundamentos y metas de un orden político, no sólo a nivel nacional, sino también a nivel global. Valores que la experiencia de la Historia no ha hecho más que reforzar, pero valores que nos siguen exigiendo un esfuerzo permanente para preservarlos de viejas y nueva amenazas (…) Son estos valores los que en cierto modo se expresaron en la Declaración de los Derechos del Hombre en 1948 (…) que son la culminación de un largo esfuerzo del ser humano por alcanzar el consenso en un conjunto de áreas básica que tienen que ver con la capacidad que tenemos de entendernos al interior de las propias y otras sociedades. No hay otro acuerdo internacional que haya sido logrado sobre la base de tantos sufrimientos. Es por eso, y porque también en nuestro país ha habido quienes en otros tiempos pensaron que era posible violar impunemente los derechos humanos, que podemos sostener con convicción que nunca más haya lugar en nuestra Argentina para ninguna expresión de odio, de discriminación o xenofobia, perjuicio racial o religioso. (…) Los Derechos Humanos desde su surgimiento han sido violados sistemáticamente y continúa la lucha por su instauración en China, África, Irán, Bosnia o Kosovo, y porque no decirlo, en alguna dictadura en América. Desde nuestra perspectiva, la lucha por el reconocimiento de las minorías religiosas, raciales y culturales, por la protección del menos, por el trato igualitario a las parejas homosexuales y por la igualdad de condiciones laborales entre mujeres y hombres sigue su sinuoso curso. (…) Usted, Dr. Lorenzetti, es quien recibirá hoy el Premio Derechos Humanos 2010, y le digo que se lo ha ganado con creces; su quehacer y su trayectoria así lo ameritan. También lleva implícito un mensaje: hacerle saber que en usted confiamos en que pueda volcar en su carácter de Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, junto a su, y permítame la licencia, ‘el drean team de los Jueces Supremos’ toda la templanza, el equilibrio y la sabiduría, al servicio de la República, para fortalecer la democracia y las instituciones”.
Luego de recibir en manos de la vicepresidente de la B’nai B’rith, Susana Chalon de Nesis, el Premio, Ricardo Luis Lorenzetti se dirigió a los presentes expresando su agradecimiento a la B’nai B’rit manifestando, entre otros conceptos: “El tema de Derechos Humanos es demasiado relevante para que sirva sólo de alimento a la vanidad personal de quien lo recibe, y es bueno señalar que este premio yo no lo recibo en lo personal, sino que creo firmemente al cuerpo que represento y al Poder Judicial en su conjunto, porque así lo entiendo. El Poder Judicial en Argentina ha sido muy firme en la defensa de los derechos humanos. Actualmente, en nuestro país, este Poder Judicial está llevando adelante unas de las tareas más relevantes en todo el planeta, en cuanto a la investigación de los delitos de lesa humanidad. Es un ejemplo en el derecho comparado y en todas las experiencias que tienen hoy los poderes judiciales, lo que está haciendo la Argentina y su Poder Judicial, en llevar adelante la defensa y la memoria, la investigación de los delitos cometidos y siempre con el debido proceso, el respeto del debido proceso; nunca la venganza, nunca el odio, sólo la justicia en su más pura técnica acepción. (…) La defensa de los derechos humanos no depende de un dirigente iluminado, no depende de un gobierno, no depende siquiera de un grupo. Depende del nivel de conciencia que tiene una sociedad. Si esa sociedad es indiferente o niega la existencia de las violaciones de los derechos humanos, tendremos instituciones débiles en llevar a la práctica esta defensa. La Argentina hoy tiene este altísimo grado de ejecución de las causas de derechos humanos por que la sociedad ha reaccionado. Aquí se desprenden dos enseñanzas creo yo. La primera que las sociedades tienen que ser activas, deben estar siempre alerta. Tal vez el ejemplo más notorio que hemos tenido en la historia de la humanidad es el Holocausto, la Shoá, donde no es sólo llamativo y agraviante lo que se hizo, sino la actitud, indiferente primero de la sociedad y luego negando en nuestros tiempos en algunos rincones de la humanidad que este hecho ha sucedido. Las sociedades deben ser intolerantes con las actitudes de este tipo. En eso debemos ser intolerantes. Intolerantes en no admitir siquiera estos pequeños pasos que luego llevan a las grandes violaciones de los derechos humanos. Creo que en eso tenemos todos, una extraordinaria responsabilidad. La segunda enseñanza es que el avance en materia de derechos humanos forma parte del contrato social de los argentinos. No es algo que un gobierno, o una institución o algunos de los poderes del Estado pueda decidir por sí solo frenar, detener o ir marcha atrás; es algo que está – creo yo – asumido como consenso, como política de Estado de todos los ciudadanos de este país y ya no hay retorno, no habrá detención hasta que todos estos procesos se terminen”.
Al concluir el acto AJN le solicitó al doctor Lorenzetti que aclare el concepto sobre que recibe este premio en representación del “Poder Judicial en su conjunto” debido a que en ese poder también ha habido máculas, a los que nos dijo “Hay que progresar, hay que mirar para adelante y que los jueces cumplan con su deber. La mácula del Poder Judicial también esta siendo investigada, para eso hay procesos en el Consejo de la Magistratura, pero lo importante a lo que yo me refiero es a lo que se está haciendo de bueno, lo positivo y creo que yo lo recibo en nombre de esos jueces, que son los que trabajan, se esfuerzan, que creen que hay un progreso en los derechos humanos”.
A la vicepresidente de la B’nai B’rith AJN le preguntó si la entrega de estos premios no generan una distinción entre los buenos y los malos.Susana Chalon de Nesis aseguró que “al contrario, nosotros consideramos que cada miembro de nuestra sociedad, con el aporte que haga a los derechos humanos, es válido que esté y que sea honrado y premiado como nosotros lo hacemos. Cada uno dentro de su área, pues no solamente distinguido al doctor Lorenzetti sino que hay instituciones que lo han recibido, que han trabajado mucho en distintas áreas de derechos humanos, ayudando a la gente, a la sociedad, creo que todos son merecedores, así que nosotros no hacemos distinciones entre buenos y malos sino que tratamos de premiar a toda aquella persona o institución que hace”.
Por su parte el juez Leopoldo Schifrim que recibió el Premio Derechos Humanos de la B’nei B’rith en 1997 nos manifestó que “Desde hace 23 años soy miembro de la Cámara Federal de la ciudad de La Plata y soy uno de los encargados por laCámara de llevar adelante la estructurade los Juicios por la Verdad, que es muy complicado por lo que allí ocurrió; estudiar la proporción de muertos y desaparecidos es mayor que en el resto del país y para hacer bien las cosas faltan tres años de juicios, por lo menos”.
Asistieron a esta entrega el embajador del Estado De Israel, Daniel Gazit; la decana de la Facultad de Derecho de la UBA, Mónica Pinto; el presidente de AMIA, Guillermo Borger; la diputada nacional Gabriela Michetti; los jueces Leopoldo Schifrim, Marcos A. Grabivker y Daniel Rafecas; el Director General de Relaciones Institucionales de CABA, Claudio Avruj; los directivos de la DAIA, Ricardo Said y Enrique Zadoff; y los máximos dirigentes de B’nai B’rith Argentina.