El gobierno de Brasil defendió su política de diálogo y su mediación en la controversia generada por el programa nuclear de Irán, que fue cuestionado por las grandes potencias y recibió duras sanciones de las Naciones Unidas.
En declaraciones a la Agencia Judía de Noticias (AJN), el embajador de Brasil en la Argentina, Enio Cordeiro, justificó la postura al afirmar que su país “mantiene relaciones con todos los estados, sin tener cuestionamientos”.
“Lo que Brasil pueda hacer para aproximar los pueblos es una contribución que apunta a crear condiciones duraderas de paz. Hemos escuchado alguna repercusión en la prensa, pero hay que aclarar que no hay una cooperación entre Brasil e Irán en materia nuclear”, subrayó el diplomático.
Asimismo, Cordeiro señaló que “Brasil como miembro del Tratado de No Proliferación y como miembro de la comunidad internacional es muy celosos de los derechos que los países tienen de desarrollar el conocimiento cinético y tecnológico como así también la energía nuclear para fines pacíficos”.
“En el caso de Irán hubo una propuesta de países occidentales que se aproximaron al gobierno iraní con una recomendación para que se haga un intercambio del material nuclear de alto enriquecimiento de 3 a 20 por ciento en un tercer país y en una determinada cantidad que fuera un intercambio diferido en el tiempo”, puntualizó el diplomático en referencia a la iniciativa impulsada por la comunidad internacional.
No obstante, el embajador admitió que “no hay inicialmente una aceptación de parte del gobierno iraní a esa propuesta”.
Asimismo, Cordeiro calificó como “muy positiva” la intervención de Brasil y Turquía en la firma del tratado de Teherán para “acercar posiciones”.
“Lo positivo es la concordancia del gobierno iraní de abrir un diálogo en la base de ese entendimiento. Lo que antes era una negativa se convirtió en un acuerdo”, agregó.
El diplomático destacó que Brasil está “seguro de que aunque ese tipo de acuerdo no pudo resolver la preocupación de manera general y completa con relación al tema nuclear y la seguridad es un primer paso necesario de diálogo y de construcción de confianza”.
“En ese sentido, Irán no se negaría a prestar su contribución. La declaración de Teherán se perdió pero no se perdió en el tiempo y creo que será posible construir algo en el futuro”, subrayó.
Sobre el malestar que generó en la comunidad judía de Brasil esta relación con Irán, Cordeiro evitó pronunciarse y reconoció que en estos casos “hay muchos intereses”.
“En Brasil, a diferencia de la Argentina, no tenemos un Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, por lo que nuestra política exterior retracta nuestra formación como pueblo”, indicó el diplomático.
En cuanto a la relación de Venezuela con Irán y el posible riesgo que representa la inserción islámica en la región, el embajador consideró que “no debe haber asociaciones apresuradas ni estigmaciones, ni demonizaciones”.
“La forma de construir paz hacia el futuro es aproximar la gente y las posiciones y esa es una constante en la política brasileña. Sí uno quiere construir la paz tiene que ser inclusivo”, subrayó Cordeiro.
El embajador subrayó que “de la misma forma que defendimos el derecho de los país de tener acceso a la energía nuclear, Brasil pretende ser un ejemplo de cómo se puede construir confianza cuando hay determinación política”.
“El gran problema de la seguridad en el mundo es la tensión que permanece en el Oriente Medio, pero creemos que una solución definitiva tiene que venir no por la fuerza de las armas sino por el dialogo y el entendimiento”, resaltó.
Finalmente, el embajador dijo que “Brasil al mismo momento que recibe a un líder de un país como Irán, también recibe al presidente de Israel”. “Uno cuando busca ser un interlocutor que tenga credibilidad en todas las partes involucradas se gana respeto y ese tipo de respeto no puede admitir una actitud de demonización”, sostuvo Cordeiro.
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