Una esforzada y paciente lucha al interior de la Iglesia Católica encabezada por figuras como el Papa Juan XXIII, y el actual Papa Juan Pablo II llevó a la revisión histórica de su doctrina tradicional, y a la sanción en el Segundo Concilio Vaticano en 1965 del documento «Nostra Aetate» que repudia el cargo del deicidio que estimuló el sentimiento antijudío durante siglos y preparó el terreno para matanzas de judíos en todos los tiempos. Hoy 40 años de laboriosa construcción desde allí, del diálogo judío-cristiano sobre nuevas bases, se ven sacudidos por este regreso al peor pasado que trata de evocar Gibson con los recursos fílmicos más avanzados.
¿Por qué se acusa de antisemita a la película?. Se trata de hipersensibilidad judía, o como dijo Gibson de acusaciones de «periódicos anticristianos» (haciendo alusión al New York Times y a los Angeles Times» (dos de los más prestigiosos periódicos del mundo), o como también afirmó que «el moderno secularismo judío le echa la culpa a la Iglesia por el Holocausto».
Prominentes especialistas católicos, y expertos en religión piensan de un modo muy diferente. Consideran que lo que preparó Gibson es su propia versión, basada esencialmente en la interpretación de una monja antisemita del Siglo XIX Anne Catherine Emmerich.
En primer lugar los expertos cuestionan la absoluta falta de un contexto histórico. De toda la hermosa trayectoria de Jesús de Nazareth, de su irrupción como portador de ideales avanzadas en el retrogrado imperio romano basado en la esclavitud y la opresión de millones, el Director sólo toma sus últimas 12 horas de vida reduciendo la historia al momento de su ejecución. Ello descontextualiza, y elimina el enfrentamiento central de las ideas de amor y justicia de Jesús con los valores del imperio. Paula Fredriksen Catedrática de Apreciación de las Escrituras en Boston University dice que los elementos centrales de la trama presentada: la masa judía pidiendo la ejecución y Pilatos accediendo a ella casi de mala gana, son totalmente endebles. Plantea: «Jesús era suficientemente popular como para ser celebrado por los peregrinos y danzar en la ciudad. Era tan popular que tuvo ser arrestado a escondidas. Era ! la única manera de atraparlo sin causar un levantamiento popular. Y de pronto a la mañana vemos una multitud hostil pidiendo su muerte. De donde vino. Realmente existió…No es consistente». John Crossan Profesor Emérito de Estudios Religiosos de DePaul University, Chicago. Señala: «Pilatos jamás habría aceptado a los pedidos de una muchedumbre. Tenía su propio medio de controlar multitudes que era la matanza. Esto es absolutamente antihistórico». La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos dice que «la escena de una multitud fanatizada uniformemente llamando a la crucifixión de Jesús es problemática «. Resalta la «históricamente distorsionada imagen «del liderazgo judío», y critica el simpático retrato del procurador Pilatos como un burócrata vacilante y conflictuado adverso a durezas innecesarias y fácilmente coercionado por! los judíos y su esposa, que no compagina con el Pilatos de la historia recordado por los antiguos historiadores como un cruel e inflexible bruto responsable por ordenar la ejecución de cientos de judíos agitadores sin hesitación». El Reverendo Eugene Fisher Director de la Comisión Interfe de los Obispos Católicos de EE.UU. recuerda que la posición de la iglesia es que»hubo algunos judíos involucrados, pero de ninguna manera se puede culpar a todo el pueblo de Jersualem, menos a todos los judíos de aquel tiempo, mucho menos a los judíos de hoy por la muerte de Jesús». La especialista española Maria Roy dice en El País de Madrid que «estas películas creen que hablan de algo histórico, cuando se trata de algo teológico», y precisa «es imposible que se reuniera el Sanedrin, después de la detención de Jesús, porque eran 70 y el corto tiempo no lo per! mitía. Los juicios eran por la mañana nunca por la noche….Nunca hubo masas judías gritando. Sólo los romanos podían crucificar, la ley judía ordenaba el apedreamiento».
NewsWeek puntualiza una serie de distorsiones entre los hechos narrados por la película, y los hechos según las fuentes históricas, y todas van en la misma dirección, contraria a los judíos. Entre ellas:
en la película Magdalena trata de tener ayuda de los soldados romanos cuando Jesús es capturado para ser juzgado por el Sanedrín. Esta escena que sugiere mayor culpabilidad de los judíos no existe en los Evangelios.
en la película Caifas y otros judíos, juzgan y condenan a Jesús por blasfemia, y Roma es ajena al juicio. En los hechos Caifas era un mero subordinado de Pilatos, solo Roma podía ejecutar.
Gibson describe a Pilatos como un jerarca sensititivo que es empujado a crucificar a Jesús por una vociferante multitud judía. En los hechos Pilatos era un prefecto sanguinario rígido y cruel que ejecutaba judíos sin juicio alguno.
El Simón Wiesenthal Center de los Angeles agrega a todo ello que «todos los judíos de la película parecen violentos, con ojos siniestros, con rasgos como los de Rasputin», y que en dos horas ningún judío dice algo altamente inteligente o medianamente inteligente.
Pese a las críticas que acompañaron a la película durante toda su preparación, y en su preproyección Gibson se negó a recogerlas o introducir modificaciones. Es elocuente el caso de Mike Evans Ministro evangélico conservador de Dallas quien pidió a Gibson en una reunión agregar una oración al finalizar la película «Durante la ocupación romana 250.000 judíos fueron crucificados por los Romanos, pero sólo uno resucitó». El Director le indicó que lo haría. Después de no recibir respuesta algunas a su reiteradas llamadas, Evans pidió por internet a los cristianos enviar cartas a Gibson diciendo: «no quiero que los antisemitas usen la historia de mi D-os sufriendo para incitar al odio antijudío como lo han hecho en el pasado». En su editorial dice el influyente The Washington Post: «Que aquellos preocupados por el diálogo interfe tienen el derech! o a sentirse desalentados. La controversia que precedió al estreno de la película dio a Mr. Gibson amplia chance para tratar este aspecto de la historia con sensibilidad. Hizo una elección diferente».
Los analistas han destacado diversos móviles tras esta recreación de la pasión tan cargada de prejuicio en pleno inicios del Siglo XXI. Alex Beam de The Boston Globe titula a su nota «La pasión de Gibson por ganancias con sus películas». Efectivamente parecen haberse utilizado en este caso todos los recursos de marketing posibles sin escrúpulo alguno. Ellos incluyeron según denuncia un intento de manipular al mismo Papa Juan Pablo II haciéndolo aparecer con una frase favorable a la película que después el Vaticano desmintió informando formalmente que el Papa no opinaba sobre películas. Se realizó asimismo una agresiva campaña con las iglesias más conservadoras de los Estados Unidos, para empujar su compra masiva de entradas para las funciones. En la misma línea se inscriben hechos muy criticados por sectores católicos como el de haber elegido para el estreno de la películ! a un día de gran santidad para la religión católica como el 25 de Febrero Día de Cenizas, tratando de utilizar al máximo las emociones de los creyentes.
Junto a «vender a toda costa» se ha llamado la atención sobre la ideología preconciliar de los grupos a los que pertenece el Director, que rechazan los cambios de las últimas décadas en la Iglesia. La visión oscurantista que presenta forma parte de las percepciones de una minoría de la Iglesia, muy activa, que a través del marketing y del aura de Hollywood está tratando de sustituir la historia real, por su versión particular.
La autoridad de Gibson para ingresar en estos temas parece muy en duda cuanto se agrega a todo ello las muy particulares afirmaciones de su padre Hutton Gibson. Forma parte de una de las «sectas» más regresivas de nuestro tiempo, los negadores del Holocausto. Entrevistado en Australia afirmó: «¿Sabe lo que cuesta eliminar un cadáver, incinerarlo?. Se necesita un litro de nafta y 20 minutos. Los judíos aseguran que Adolf Hitler debió matar seis millones. Simplemente agarraron y se fueron. Estaban todos en el Bronx, en Brooklyn y en Sydney y Los Angeles» (ABC de Madrid). Consultado al respecto Gibson se negó a opinar sobre las opiniones de su padre.
¿Qué hacer frente a este renacimiento medieval en nuestros días, ahora de la mano de la más avanzada tecnología del gran espectáculo?. En primer lugar tratar de no subestimarlo. Se está tocando uno de los sentimientos antisemitas más potentes de la historia. Fue la base de progroms gigantescos desde las cruzadas, hasta las matanzas de judíos en el siglo XIX, fue un pilar de la Inquisición que asesino un tercio de los judíos de España, obligó a escaparse a otro tercio, y forzó a la conversión al tercio restante, fue cultivada por el nazismo, acompañó los grupos de choque y la propaganda antisemita en América Latina. Aún en una sociedad tan evolucionada en el aspecto judío como la americana, donde los judíos gozan de todas las posibilidades, una reciente encuesta de ADL registro que uno de cuatro americanos piensa que los judíos fueron responsables de la muerte de ! Cristo. El panorama puede ser mucho peor en Europa, América Latina, y otras áreas. Por tanto el potencial regresivo latente es muy considerable. En segundo lugar corresponde esclarecer frontalmente sobre los hechos. Mostrar las diferencias entre la versión Gibson de la historia, y la historia real, y señalar las profundas falencias de un film que logro convertir una historia como la de Jesús de Nazareth en donde es posible recoger tantos elementos para la lucha por el amor y la solidaridad, en un laboratorio de atizamiento de odios que tanto costó superar. En tercer término, llamados como el del destacado periodista israelí Gershon Gorenberg en The Jerusalem Report deberían ser muy tenidos en cuenta. Frente al enamoramiento de ciertos sectores judíos con la simpatía por Israel expresada recientemente por grupos evangelistas conservadores americanos, Gorenberg muestra como ellos fueron los que acogieron con más f! ervor, casi ciegamente, el film, poniendo de relieve así el largo camino que queda por recorrer para que realmente superen sus prejuicios históricos hacia el pueblo judío.
La última conclusión, la más importante, es que películas como ésta, deben constituirse en una motivación redoblada para profundizar el diálogo con los amplios sectores cristianos que se esfuerzan porque la horrorosa calumnia del deicidio sea expulsada de los atrios y de todo ámbito, y sumar fuerzas en conjunto para enfrentar el antisemitismo y todas las formas de racismo y discriminación. En América Latina la región más cristiana del mundo, esto tiene especial relevancia. Ese no es un sendero fácil, pero es el camino. Como lo plantea el Pirkei Avot (Enseñanzas de los Padres) «No estás obligado a completarlo (tu solo) pero no puedes desentenderte de él».
Permitida su reproducción indicando la fuente: Dr. Bernardo Kliksberg, especial para AMIA.
El autor asesor especial de la ONU es el Director de la Iniciativa Interamericana de Capital Social, Etica y Desarrollo (BID-Gobierno de Noruega), y preside la Comisión de Desarrollo Humano del Congreso Judío Latinoamericano. Autor de numerosas obras, entre las últimas: «El judaísmo y su lucha por la justicia social» (Fondo de Cultura Económica), y «21 Voces Maestras del judaísmo contemporáneo» (AMIA-MILA).