En otras palabras, Israel se retiraría pero las nuevas fronteras no contarían con una aprobación formal palestina, lo cual de por sí es potencial de un nuevo conflicto.
El fracaso en el que terminaron las negociaciones de los grupos armados palestinos en El Cairo, que tenían como objetivo lograr una nueva tregua, no ayuda a cambiar las piezas del mosaico.
De la capital egipcia no se salió siquiera con una tregua parcial que comprometa a los grupos radicales a no atacar a civiles dentro del territorio soberano de Israel.
Por otro lado, Muhamad Nazal, uno de los jefes de Hamas en el exterior, dijo, «para nosotros, toda Palestina es territorio ocupado y no podemos, por lo tanto, cesar la resistencia».
Toda Palestina, a ojos de Hamas, no es sólo Cisjordania y Gaza, sino también el territorio del Estado de Israel.
Luego de estas declaraciones, será difícil para Olmert convencer a sus copartidarios del Likud de que una retirada territorial acercará la paz.
Olmert dijo que «la mayor parte del pueblo, me apoyará. El momento de la verdad, está a la vuelta de la esquina. La pregunta es cuántas víctimas cobrará el conflicto, hasta que la verdad se imponga».