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Una puerta para la paz en Medio Oriente

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Por Jorge Marirrodriga *
Desde Ginebra

Con la presencia de más de 400 representantes israelíes y palestinos, el respaldo en persona de tres premios Nobel de la Paz y los mensajes de apoyo de una docena de jefes de Estado, primeros ministros y altos cargos internacionales, fue presentado ayer en Ginebra el acuerdo de paz gestado durante dos años y medio por los ex ministros de Justicia israelí Yosi Beilin y de Información palestino, Yasser Abed Rabbo. A última hora se sumó el mensaje de apoyo del líder de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, en medio del entusiasmo general.
En el trasfondo de la ceremonia hubo dos mensajes claros: si la comunidad internacional presiona, la paz en Medio Oriente es posible y los Acuerdos de Ginebra ofrecen una alternativa y muestran las limitaciones del estancado plan conocido como Hoja de Ruta, apoyado por Estados Unidos. Washington expresó ayer su apoyo al plan de Ginebra, pero lo definió»complementario»de aquél.
Preparado durante tres años de negociaciones secretas, el Acuerdo de Ginebra es un detallado proyecto de la retirada del ejército israelí de la mayoría de los terrenos ocupados en Cisjordania y Gaza, y contempla el derecho de israelíes y palestinos de tener un estado propio. El lado palestino a su vez acordó en renunciar al «derecho a regresar» a los refugiados palestinos que huyeron o fueron forzados a abandonar lo que luego se convirtió en Israel en 1948.
Por su parte, los palestinos obtienen la soberanía sobre el Monte del Templo o Haram al-Shariff, la tierra santa más disputada y que en gran parte está sobre la vieja ciudad de Jerusalén. Mientras que Sharon no cumplió su promesa de desmantelar unos asentamientos ilegales en Cisjordania, el Acuerdo de Ginebra pide la evacuación de todos los asentamientos, excepto aquellos cercanos a la frontera internacionalmente reconocida «línea verde», que ha enfurecido a la derecha israelí.
Resaltando el carácter civil de la iniciativa de paz, el actor estadounidense de origen judío Richard Dreyfuss, quien actuó como maestro de ceremonias, comenzó parafraseando al político francés Georges Clemenceau –quien dijo que la guerra «es demasiado importante como para dejarla en manos de los generales»–, para subrayar que la paz «es demasiado importante como para dejarla a los políticos».
A partir de ese momento, por el escenario del Espace Echeron, un viejo palacio de Congresos de Ginebra, desfilaron premios Nobel, como el norirlandés John Hume y el polaco Lech Walesa, enviados especiales del rey de Marruecos, Mohamed VI, y del presidente egipcio, Hosni Mubarak, y ciudadanos particulares israelíes y palestinos que expresaban su hartazgo por el conflicto y expresaban su anhelo de paz.
Uno de los invitados más esperados, el ex presidente norteamericano Jimmy Carter, confesó su interés personal por lograr «paz para los israelíes y justicia para los palestinos». Carter, artífice de los acuerdos de Camp David entre Israel y Egipto que desembocaron en el tratado de paz de 1979, destacó que «durante años las administraciones estadounidenses han ayudado a Israel e ignorado a los palestinos». «La única alternativa a estos acuerdos es seguir con la violencia. Probablemente nunca estaremos tan cerca de alcanzar la paz», añadió. «Los acuerdos han generado esperanza y eso es extremadamente importante», declaró a este periódico el escritor israelí Amos Oz, uno de los firmantes del documento.
Durante la ceremonia se leyeron mensajes de apoyo del británico Tony Blair, el francés Jacques Chirac, el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, y el representante de la UE para Política Exterior Javier Solana. Uno de los momentos más emotivos fue la intervención conjunta del teniente general israelí Amnon Shahak y del general de brigada palestino Zuheir Masnara, actual gobernador de Belén. Ambos recordaron que Shahak firmó una orden de deportación contra Masnara. «He servido 30 años en el ejército y sé que hoy, aquí, me respaldan miles de israelíes. Me presento ante ustedes como un soldado de la paz», aseguró Shahak. Para el ex enviado especial de la Unión Europea a Medio Oriente, el español Miguel Angel Moratinos el acto de ayer supone la ruptura de un tabú. «Hasta ahora se decía que palestinos e israelíes no podían llegar a un acuerdo, pero este documento muestra que hay un compromiso y que existe un deseo mayoritario de alcanzar la paz.»
Coincidiendo con la reunión, 58 personalidades de la política internacional han hecho público un manifiesto de apoyo a los acuerdos en el que advierten que «cada día que pasa mina las perspectivas de una paz con dos Estados» y que «posponer una solución hace de cualquier progreso un rehén de los extremistas de ambos bandos». Los firmantes entre los que se encuentran los ex presidentes soviético Mijail Gorbachov, el mexicano Ernesto Zedillo y brasileño Fernando Henrique Cardoso piden a la comunidad internacional que deje claro que está dispuesta a aportar la ayuda necesaria para llevar a término un proceso de paz.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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