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GILBERT LEWY DESPLAZO A JOSE HERCMAN. Cambio en la DAIA

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Por Raúl Kollmann
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Repudio por la masacre

La oposición derrotó ayer al oficialismo en la DAIA y Gilbert Lewy, ex presidente de la Sociedad Hebraica Argentina, contador de 54 años, será el nuevo presidente de la entidad que constituye la representación política de la comunidad judía. La corriente de Lewy rompió así con doce años de dominio de lo que podría llamarse el berajismo, los seguidores de quien fue la figura más fuerte de la dirigencia judía argentina en la última época, el ex presidente de la DAIA, Rubén Beraja. Lewy se comprometió durante su campaña a realizar una renovación ética, a acompañar los nuevos tiempos políticos del país, romper con el pasado (o sea el menemismo) e, inclusive, sostuvo que una de sus primeras medidas sería apartar a la abogada de la DAIA en la causa del atentado contra la AMIA, Marta Nercellas, que es a la vez la abogada personal de Beraja en los juicios penales y comerciales relacionados con el colapso del Banco Mayo.
La puja en la DAIA amenazaba con ser muy pareja y efectivamente Lewy obtuvo la victoria con el 51 por ciento de los votos, contra el 41 conseguido por José Hercman, actual presidente de la DAIA y ex tesorero y vicepresidente en tiempos de Beraja. En la asamblea en la que participaron más de 120 delegados de clubes, instituciones, sinagogas, colegios y comunidades del interior del país, hubo un ocho por ciento de los presentes que se inclinó por la abstención. Para ganar, Lewy recogió el apoyo de buena parte de las organizaciones grandes: su club, Hebraica, Hacoaj, Macabi, la AMIA e instituciones con menor cantidad de socios.
El papel de la DAIA durante los últimos años fue muy controvertido y en la mayoría de los integrantes de la comunidad judía primaba una visión crítica de la dirigencia.
– Buena parte de los judíos considera que Beraja fue demasiado blando en sus reclamos por el esclarecimiento del atentado contra la AMIA.
– El punto más crítico fue cuando en el acto por el aniversario del atentado, en 1997, el público silbó a los ministros del gobierno de Menem. Esa tarde, Beraja, junto a otros dirigentes de la DAIA y la AMIA, concurrieron a reunirse con el entonces presidente en la Casa Rosada. Eso fue interpretado como un pedido de disculpas y una desautorización al repudio que habían manifestado los presentes en el acto.
– Gran parte de las instituciones judías fueron respaldadas económicamente por los bancos Mayo –del cual Beraja era titular– y Patricios. Sin embargo, cuando las dos entidades colapsaron, todo el proceso fue evaluado en forma crítica por la mayoría de los integrantes de la comunidad judía. «La dirigencia no puede estar en manos de banqueros que tienen sus propios intereses y mantienen una relación particular con el Gobierno», fue la conclusión.
– Por último, en la causa AMIA hubo mucho cuestionamiento al alineamiento, prácticamente sin críticas de ningún tipo, de la DAIA y su abogada con el juez Juan José Galeano y la SIDE. Entre otras cosas se permitió que durante gran parte del proceso de investigación el Estado sólo dispuso ocho o diez personas para la pesquisa, cuando en Estados Unidos, por el atentado de Oklahoma, trabajaron cinco mil investigadores del FBI en el esclarecimiento.
Ante semejante panorama crítico respecto del pasado, parecía más que probable un proceso de renovación. Con esas banderas se presentó Lewy. El ahora presidente electo registra un pasado como secretario de Cultura del Partido Socialista Democrático, luego fue presidente de Hebraica y fundador y titular de la Fundación Memoria del Holocausto. Sus padres, justamente, son sobrevivientes de la masacre perpetrada por los nazis en Europa. Aunque no quiso hacer campaña a través de los medios, en privado sostuvo que «creo en las ideologías y creo que la DAIA tiene que corporizar también los vientos de cambio de la Argentina. No podemosseguir atados al pasado. Pero sobre todo pienso que tenemos que hacer un gran cambio ético». También Lewy habló de democratizar la DAIA y cambiar la forma de elección –sólo a través de delegados de las instituciones– que actualmente existe. La idea es que la elección de autoridades se haga por voto directo, «un judío, un voto», según la consigna esbozada por la corriente del flamante presidente.

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