El portavoz del presidente comunitario, Reijo Kempinen, llegó a decir que, según Prodi le había indicado claramente, «si en el futuro la Comisión Europea realiza un sondeo de este tipo, no se publicará». No obstante, y puesto que una encuesta que no se difunde pierde gran parte de su sentido, lo más seguro es que la oficina estadística de Bruselas, Eurostat, no llegue siquiera a efectuar una consulta pública como la que tanta controversia está causando estos días.
«No, creo que ni en un futuro inmediato ni en general volverán a formularse las mismas cuestiones», admitió Kempinen tras la que hacía ya la cuarta sesión de insistentes preguntas de la prensa sobre el sondeo.
El portavoz de Prodi anunció además que, tal como éste había acordado con la Liga Antidifamación, el Ejecutivo comunitario celebrará pronto «un seminario para analizar los resultados de la encuesta». Ante la incredulidad de los informadores, Kempinen precisó después que el seminario tratará sobre la percepción que los europeos tienen de «los problemas relacionados con los conflictos en la cuenca mediterránea».
El portavoz aludió al incómodo resultado del sondeo –o mejor dicho, al único dato problemático de dicho sondeo– refiriéndose a «la cuestión antisemita». Kempinen soportó entonces un aluvión de preguntas críticas en las que se le interrogaba por qué Prodi ha identificado tan inmediatamente la respuesta de los encuestados con un problema de antisemitismo. El portavoz trató de explicar que la «preocupación» del presidente se debía a la posibilidad de que la opinión de los europeos tenga que ver con una expansión de ese sentimiento en los países de la UE. No obstante, Prodi había declarado por escrito que la respuesta en cuestión es «una prueba» de tal prejuicio.
Fte L.V.D