La comunidad judía de Kirguistán está nerviosa ante los últimos informes sobre actos de violencia étnica en la frontera con Uzbekistán, aunque las autoridades comunitarias desestimaron la posibilidad de una emigración masiva a Israel.
En declaraciones al diario The Jerusalem Post, el jefe de la casa de Jabad en la capital kirguís, Bishkek, el rabino Arye Raichman, confirmó que "hay algo de miedo y preocupación”.
“Sin embargo, no esperamos que haya una aliá en gran escala. Es cierto que nunca se puede saber lo que pasará en el futuro, pero en este momento no esperamos una emigración masiva”, indicó el religioso.
Raichman señaló que “normalmente cuando hay una violencia a gran escala o de agitación, la gente empieza a hablar mucho sobre su salida, pero una vez que las cosas se tranquilicen estas intenciones se detienen".
El rabino consideró que en su mayor parte no tiene sentido que exista miedo y preocupación porque la violencia entre los uzbecos étnicos y Kirguistán se ha limitado a las zonas alejadas de la capital de Bishkek, donde prácticamente se estima que viven unos 1.200 judíos.
Raichman dijo que el país no tiene una historia notable de antisemitismo.
El lunes pasado, 12 judíos de Kirguistán se encontraban entre 700 nuevos inmigrantes traídos a Israel por la Agencia Judía. Los inmigrantes eran todos miembros de una misma familia extensa en Bishkek.
DB
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