Estados Unidos se opone a ambas en estos momentos delicados, cuando acaban de comenzar las conversaciones indirectas entre israelíes y palestinos.
Las declaraciones de los aliados de Netanyahu demuestran cómo éste debe marchar por la cuerda floja tratando de responder las demandas conflictivas de sus aliados políticos en su país y del principal aliado de Israel en el exterior.
El jueves, el ministro del interior Eli Yishai, del partido Shas ultraortodoxo, reiteró su afirmación de que Israel nunca congelará las construcciones en Jerusalén oriental, el sector de la ciudad que los palestinos reclaman para un futuro estado.
"Construiremos en todas partes de Jerusalén, la capital de la patria del pueblo judío por toda la eternidad y dejo también esto en claro a nuestros amigos y colegas estadounidenses", afirmó Yishai, cuyo ministerio aprueba las construcciones en la ciudad, dijo un semanario publicado por su partido.
Según la publicación, dijo también que convocará pronto a un comité de planificación municipal para promover nuevos proyectos.
Un día antes, el ministro de seguridad pública Yitzhak Aharonovich dijo que se reanudarán las demoliciones de viviendas palestinas no autorizadas, que habían sido interrumpidas hace unos pocos días para que no impidieran la reanudación de las conversaciones de paz.
"Si había una postergación, ya ha quedado sin efecto", dijo al parlamento.