Raoul Wallenberg fue designado a fines de 1944 Primer Secretario de la misión diplomática sueca en Budapest y no bien llegó a esa ciudad comenzó a entregar pasaportes suecos a judíos con la finalidad de evitar que fueran deportados a los campos de exterminio. Para ese entonces, 400.000 judíos de los 700.000 que formaban la comunidad judía húngara antes de que el ejército nazi invadiera Hungría ya habían sido deportados.
La tarea humanitaria fue emprendida por Wallenberg, quien no recurrió a los usos y costumbres de la diplomacia internacional. Sorprendió a sus colegas suecos con métodos poco convencionales: utilizó desde sobornos hasta amenazas y cuando sus pares diplomáticos comprobaron el éxito de las gestiones de Wallenberg, se unieron a él con ahínco y dedicación.
De esta manera impidió que miles de judíos fueran deportados y por eso es considerado el mayor salvador de vidas de la historia y, además, el paradigma moderno de la figura del detenido-desaparecido, tristemente popular en
El 17 de enero de 1945, cuando se dirigía a entrevistarse con el comando de las tropas de
El acto fue conducido por el director ejecutivo de
En esta oportunidad la oradora invitada fue la embajadora de los Estados Unidos, Vilma Martínez, quien hizo uso de la palabra luego de Nicolás Touser, miembro de
Nicolás Touser explicó que
Por su parte monseñor Sarlenga expresó “Este homenaje es un gesto elocuente de unión con el espíritu de Raoul Wallenberg, un ejemplo paradigmático de los derechos humanos (…) La paz, la concordia y la fe llevan a la amistad entre las religiones. Justos de las naciones (personas que durante el nazismo pusieron en peligro sus vidas para salvar a judíos y demás perseguidos) hubo de todas las naciones y religiones, entre los cuales varios fueron dignatarios de
La embajadora Vilma Martínez, luego de agradecer la invitación a ser oradora de este homenaje, explicó que “Raoul Wallenberg era sueco, y si bien no es mi intención restarle crédito a Suecia por haber producido este héroe y haberlo apoyado durante
Finalmente culminó sus palabras diciendo: “La historia que conmemoramos hoy abunda en lecciones importantes. La mantenemos viva en parte, para ayudar a nuestros hijos a aprender, y para guiar nuestros propios pensamientos. Pero Raoul Wallenberg es, o fue, más que una historia. Fue un valiente ser humano. También estamos aquí para honrarlo en persona y mantener abierto el tema de su desaparición hace 65 años. Buscamos respuesta sobre el destino que corrió al tiempo que recordamos sus actos. Gracias por compartir hoy con nosotros esta ceremonia y por ampliar aún más una comunidad mundial que mantiene viva la memoria y el legado de Raoul Wallenberg”.
EACh.