Durante la Kristallnacht (por su nombre en alemán) fueron destruidas vidrieras y extraídas las mercaderías de alrededor de 7.500 negocios de propietarios judíos.
También los cementerios fueron profanados y alrededor de 100 personas murieron en manos de militantes y funcionarios del partido Nacionalsocialista y de grupos paramilitares.
Luego de aquella noche, conocida como el paso previo al inicio de la Shoá, comenzó la deportación sistemática de judíos hacia campos los de concentración.
El gobierno alemán justificó el ataque en el asesinato del secretario de la Embajada de Alemania en París Ernst von Rath en manos de Herschel Grynszpan, un joven judío que había escapado a Francia.
Pese a las manifestaciones de solidaridad por parte de algunos alemanes, los nazis sostuvieron que los mismos judíos eran los culpables. El gobierno alemán confiscó los pagos que las compañías aseguradoras debían hacer por los destrozos en los comercios e hizo responsable a las víctimas del costo de los daños causados.
A partir de aquella noche, comenzó una nueva etapa en la legislación antijudía del régimen nazi. Leyes y decretos privaron a los judíos de sus propiedades y los excluyeron de toda participación en la vida pública.
Más de 30 mil judíos fueron detenidos y llevados a campos de concentración y un alto número de ellos fue golpeado hasta la muerte.
Aquella noche comenzó una nueva fase del antisemitismo nazi. Los judíos sufrieron deportación y finalmente la “solución final”, el exterminio, el Holocausto, capítulo oscuro de la historia en el que murieron 6 millones de judíos.
GL
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