15 años después, la íntima imagen del Rey jordano encendiendo el cigarro a Rabin parece ciencia ficción. Los globos de aquella ceremonia se han desinflado y las relaciones pasan hoy por uno de sus peores momentos. En lugar de actos fastuosos para recordar la efeméride, un dato: casi la mitad de los diputados del Parlamento jordano pidieron hace un mes anular el acuerdo con Israel.
Los 30 artículos del Tratado de Paz se han quedado en el papel. Su espíritu se ha diluido. En Israel, reconocen la importancia estratégica del país fronterizo con mayoría palestina, un Estado tapón entre el norte (Siria) y el sur (Arabia Saudí), entre el este (Iraq-Irán) y el oeste (Israel) pero se asume que ‘es una paz fría’. En Jordania, las relaciones bilaterales que se limitan a las paredes del Palacio real.
El reino hachemita mantuvo relaciones clandestinas con Israel durante muchos años antes de llegar al acuerdo de paz. Más allá de los intereses estratégicos y la cuestión palestina, las relaciones dependen de las personas. La admiración que el Rey Hussein profesaba a Rabin es paralela a la irritación que le provocaba Netanyahu.
La jordana Randa Jabib acompañó al Rey Hussein a Jerusalén para asistir al funeral de Rabin, asesinado el 4 de noviembre del 95. "El Rey me dijo: ‘Siento que de alguna forma hoy enterramos también la paz. He perdido un amigo, a mi interlocutor", cuenta.
Hussein nunca soportó al joven Netanyahu. La Reina Noor lo revela irónicamente en su biografía aludiendo la enfermedad del Rey y el apodo del líder israelí: "Cuando la fiebre se apoderó del cuerpo tan repentinamente, lo llamamos ‘Virus Bibi’, una especie de chiste contra Netanyahu que tanto había enfadado a mi marido".
El diario Yediot Ajaronot publica una carta personal que el Rey Hussein envió en marzo del 97 a Netanyahu. Inusual por la dureza y el estilo directo, lejos de la habitual línea poética del monarca:
"Señor primer ministro, estoy preocupado de forma profunda y sincera por las trágicas acciones que ha impulsado usted como jefe de Gobierno. No puedo ser indiferente mientras la vida de israelíes y árabes se dirigen con rapidez a un abismo de desgracias y derramamiento de sangre cuyo origen es el miedo y la frustración".
"No puedo aceptar sus reiterados pretextos según los cuales, usted no puede actuar por presiones y complejidades internas. Parece que la dirección de sus acciones tiene como objetivo destruir todo lo que yo creo".

Jordanos e israelíes añoran la euforia de hace 15 años.
La crisis casi explota el 25 de septiembre del 97. El Mosad intentó matar a un militante del grupo islamista Hamas, un tal Jaled Mashal. Hoy es el poderoso líder de este movimiento, una posición que debe en parte a ese día en el que dos espías le envenenaron en Ammán. Al ser descubiertos, varios agentes se refugiaron en la Embajada de Israel. El Rey Hussein no ocultó su furia hacia el Mosad (con el que tenía excelentes relaciones) y hacia Netanyahu al que exigió el antídoto para salvar a Mashal.
Y como postre, liberó al fundador de Hamas, el jeque Ahmed Yassin. Incluso una unidad de elite jordana estuvo a punto de irrumpir en la Embajada israelí. El comandante era su hijo y sucesor, Abdalá.
Al igual que el trono, en Jordania la mala relación con Netanyahu es hereditaria. Tras las elecciones de marzo que le devolvieron al poder, Netanyahu visitó al Rey Abdalá II. "Me dio una lista de promesas. Aún no ha cumplido ni una. Netanyahu sueña con la ‘paz económica’ y yo le digo que será imposible sin una solución al conflicto y la creación de un Estado palestino", declara hoy el monarca.
Eitan Haber, ayudante de Rabin, escribe con tristeza: "En el primer aniversario del acuerdo, compartimos vuelo en los cielos de Ammán, Jerusalén y Tel Aviv, llevando una bandera gigante de Israel y Jordania. Hoy en el decimoquinto aniversario debemos preguntarnos si esa paz no era un sueño". 200.000 israelíes (en su gran mayoría árabes) visitan anualmente el Reino hachemita mientras que 300 trabajadores jordanos entran diariamente a Israel.
Hace 15 años, se anunciaron ambiciosos proyectos como un aeropuerto internacional conjunto en Akaba. Hoy, los israelíes ven cómo Jordania acaba de firmar 11 iniciativas de cooperación económica, con Siria. He aquí una lista de razones que complican este matrimonio: La tensión en torno a las Mezquitas Al Aksa de Jerusalén, la última ofensiva militar en Gaza (600 manifestaciones jordanas de protesta y la retirada de su embajador en Tel Aviv), las declaraciones de algunos diputados israelíes ("los palestinos ya tienen un Estado, Jordania"), la hostilidad de los medios de comunicación de Ammán hacia Israel, la tradicional teoría defendida por muchos israelíes según la cual, "la seguridad de Jordania y su monarquía siempre han dependido de Israel", la tensión entre Netanyahu y la familia real, el estancado proceso de paz, etc.
En un comunicado, Israel intenta reducir la tensión: "El primer ministro Netanyahu concede hoy, como en el pasado, una importancia primordial a las relaciones con la monarquía jordana, a la que considera básica para conseguir la paz en Oriente Medio".
El Rey Abdalá II le responde: "Las relaciones están muy enfriadas. Israel no debe considerar nuestras relaciones como algo seguro y garantizado".
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