La presencia de Madonna, la llamada "Reina del Pop", en Tel Aviv –donde hará dos presentaciones-, está tomando la escena en los medios israelíes, aunque no tanto por su música, sino más por las persecuciones de los paparazzi, los encuentros con políticos locales y su incursión en la mística judía.
"¿Es que la ‘material girl’ (chica material) se convirtió en una ‘political girl’ (chica política)?", se preguntó diario Jerusalem Post en alusión al viejo hit de la cantante estadounidense. Es que Madonna será recibida por la dirigente opositora Tzipi Livni y el viernes por el primer ministro, Benjamin Netanyahu.
Las visitas y presentaciones de Madonna en Israel son siempre especiales, ya que la artista de 51 años llega en su doble personalidad pública y privada. Desde 1996, Madonna es seguidora de la cábala, la tradición mística del judaísmo. El nombre que eligió para esta parte de su vida privada, Esther (del hebreo, la que brilla), se remonta a la reina que protegió a los judíos de la muerte durante la época del exilio en Persia.
Madonna actuó en Israel por primera vez en 1993 y regresó en 2004 y 2007, pero como parte de una peregrinación personal. Ahora se presentará mañana y el miércoles en una parada más de su gira "Sticky and Sweet". Será en el Parque Hayarkon de Tel Aviv.
De forma paralela, cumplirá un amplio programa privado, que incluye ir al la ciudad de Safed, en las montañas del norte de Israel, un centro milenario de la cábala judía y junto con Jerusalén, Hebrón y Tiberíades una de las cuatro ciudades santas del judaísmo. Según los medios, dos amigos de Madonna y seguidores de la cábala, Demi Moore y Ashton Kutcher, se han unido al viaje, y también se espera la llegada del músico Justin Timberlake.
Para escapar y desorientar a los paparazzi, Madonna se desplaza en una caravana con cuatro vehículos idénticos que se dividen en cuatro direcciones diferentes para crear el mayor caos posible a los fotógrafos. Para permanecer el mayor tiempo sin ser molestada, también aprovecha el efecto sorpresa: visitó el Muro de los Lamentos a las 22.30 locales, muy lejos del horario habitual de los turistas. Llegó vestida de negro y estuvo cinco minutos rezando en silencio, según el periódico Yediot Ajronot. clarin