PorJana Beris .- El presidente de Israel no tiene dudas: la visita del papa Benedicto XVI al país ya es "histórica" y no debe ser analizada sobre la base de "accidentes e incidentes", sino en su dimensión más profunda.
Por iniciativa del propio Peres, cinco periodistas de medios internacionales -entre ellos LA NACION- fueron invitados a su despacho. La intención era justamente destacar la importancia de la visita papal, de boca de quien fue su anfitrión oficial. Una visita cuyo ambiente se vio un tanto enrarecido, especialmente después de que el discurso del Pontífice en el Museo Recordatorio del Holocausto Yad Vashem fue calificado de "decepcionante" y considerado por algunos críticos como demasiado "frío".
"Creo que el problema con la visita del Papa a Israel es que es más para los libros de historia que para la prensa diaria", dijo el mandatario. "Yo juzgaría esta visita con una visión histórica. Y no me impresionan los accidentes o incidentes ocurridos. Esos no son los temas principales", añadió.
"El Papa ha sido terminante en su condena del antisemitismo. Lo ha hecho con voz clara e incluso ha ido más allá al decir que el vínculo entre el pueblo judío y los cristianos tiene valor histórico y un gran significado", recordó Peres. "Una declaración así en un mundo en el que todavía hay antisemitismo fue importantísima", señaló.
El presidente de Israel, que recibió al jefe de la Iglesia Católica en su residencia oficial con todos los honores -en una ceremonia que fue mucho más allá del estricto protocolo-, dejó en claro su aprecio personal por la actitud de Benedicto XVI. "Como judío, creo auténticamente que el Papa está haciendo lo mejor posible para reducir y eliminar la hostilidad que existía entre nuestras dos religiones", afirmó. "El cambio comenzó en 1965, cuando la Iglesia Católica dijo que los judíos hoy no eran responsables por lo ocurrido con Jesucristo. Siguió con las visitas papales a las sinagogas. Y ahora, aquí, Benedicto XVI fue al Rabinato Central, al Muro de los Lamentos, estuvo en este lugar, en la residencia presidencial. O sea que si hubo alguna palabra correcta y otra no, eso no es lo que cuenta. Lo que importa es que ésta ha sido una visita histórica."
-¿Cree usted que hay entonces un problema con la impresión que deja para algunos la visita?
-Si el Papa hubiese pronunciado en Yad Vashem el discurso que pronunció en el aeropuerto, todo habría estado perfecto. Pero dado que su primer discurso fue potente, el tercero ya era como una repetición. Creo que eso es lo que sucedió.
-¿Qué opinión le mereció la mención del Papa, en su discurso en el aeropuerto Ben Gurion, de la necesidad de que "cada pueblo tenga su casa en su patria"? Esa afirmación fue interpretada como un apoyo a la fórmula de dos Estados, o sea, la creación de un Estado palestino independiente.
-Los propios israelíes lo aceptaron; lo dijo el gobierno anterior. Y el gobierno actual dijo que respetará los compromisos de su antecesor. La posición del Papa al respecto es conocida. Es también la del presidente de Estados Unidos. Y es también la posición de Israel. No creo que se pueda pensar que es una declaración dirigida contra alguien.
-Pero el nuevo primer ministro, Benjamin Netanyahu, no ha aceptado la fórmula de dos Estados, que incluye la creación de un Estado palestino. ¿Teme una reacción adversa de la comunidad internacional al respecto?
-Tampoco dijo que rechaza esa fórmula, sino que necesita tiempo para elaborar la política del gobierno. Y creo que eso es normal. No creo que haya motivos para que alguien se enoje.
-¿Qué expectativas tiene usted del discurso que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció que dirigirá próximamente al mundo árabe, que tendrá también un tono conciliador?
-No me molestaría pronunciar ese mismo discurso. No consideramos que el islam sea nuestro enemigo. El enemigo es el fanatismo, no los musulmanes, tampoco los árabes. No buscamos la guerra.
-¿Qué espera que surja de la visita de Netanyahu a Washington dentro de pocos días?
-Creo que ambas partes harán lo máximo para lograr un entendimiento. No me parece que ni en Washington ni en Jerusalén alguien esté buscando confrontación. Se esforzarán por ponerse de acuerdo en los temas políticos. Conocemos las posiciones de cada uno. Para Israel, las relaciones con Estados Unidos son primordiales y deben ser tratadas como algo sumamente precioso. Además, debemos entender que no somos el líder del mundo. Es difícil ser modesto, pero no tenemos más remedio, considerando nuestro tamaño…
-Está de por medio el tema iraní…
-Irán no es solamente problema de Israel. Es un problema del mundo entero. No debemos pedir monopolio al respecto, especialmente dado que líderes mundiales sostienen que no pueden aceptar una bomba atómica en Irán. Que se ocupen de eso entonces…
-¿Y usted está satisfecho con la forma en que la comunidad internacional trata el tema de Irán?
-No. Creo que el problema de la comunidad internacional es su división. El hecho de que no tiene una política común crea ilusiones a ojos de [Mahmoud] Ahmadinejad. Yo estoy a favor de una posición unificada y responsable, que puede incluso ahorrar el uso de armas. Hasta las sanciones económicas serían más efectivas y fuertes si se aplicaran en forma conjunta. Pero si uno dice que sí y otro dice que no, Ahmadinejad saca provecho. Lo que puedo decir en su favor es que está organizando muy bien la oposición en su contra… El mismo deja en claro cuán peligroso es. Es el único líder del mundo, miembro de las Naciones Unidas, que amenaza a otro miembro de las Naciones Unidas. Nadie amenaza a Irán e Irán es el único país que amenaza a Israel. La Nacion