Inicio NOTICIAS El nuevo sentido de una vieja lucha
Steven Lee Myers
The New York Times

El nuevo sentido de una vieja lucha
Steven Lee Myers
The New York Times

Por
0 Comentarios

Con su ofensiva contra Gaza, Israel se propone claramente infligir a Hamas una derrota de la que no pueda recuperarse en lo inmediato. La campaña puede ser exitosa, afirman los expertos aquí y en Israel, pero también podría resultar contraproducente.

En cualquier caso, las consecuencias políticas repercutirán en todo Medio Oriente, hasta Irán, y servirán para revelar la capacidad del presidente electo Barack Obama para cumplir con su promesa de pacificar la región por la vía diplomática.

A pesar de que Israel no planteó públicamente objetivos tan ambiciosos, la población del país claramente tiene la esperanza de que los tanques y tropas puedan hacer algo más que detener el fuego de Hamas. Hay grandes expectativas de que la derrota del grupo deslegitimaría a sus líderes ante el pueblo palestino y anularía su poder para impedir la concreción del doble Estado.

En un escenario optimista para Israel y Estados Unidos, una rotunda victoria israelí facilitaría mucho una declaración conjunta de Egipto, Jordania y otros países en contra de la militancia islámica y su principal promotor en la región, Irán.

A partir de allí, como señaló el ex embajador norteamericano en Israel Martin S. Indyk, una fuerza de paz integrada por tropas turcas y árabes bien podría abrir el camino para la restitución del control político de Gaza al presidente Mahmoud Abbas, que, a pesar de ser la cabeza del movimiento Al-Fatah y el presidente de todos los palestinos, no es más que un debilitado líder en Cisjordania.

Después podría venir un acuerdo sobre dos Estados, y quizá la paz entre Israel y Siria, lo que dejaría aislado a Irán detrás de la barrera de contención de la flamante democracia de Irak, un lugar más pacífico aunque no por eso amigable.

Aparte de Israel, Irán es el país que más tiene en juego en esta contienda. Irán financia a Hamas y a Hezbollah no sólo para castigar a Israel, sino para extender su influencia en el mundo árabe. Una derrota convincente de Hamas socavaría esa estrategia, y quizá también la capacidad de Irán para resistir las presiones de Occidente en negociaciones más amplias, como por ejemplo sobre su apoyo a grupos terroristas o incluso su programa nuclear. "Es una perspectiva ambiciosa," dijo Indyk, y advirtió que en ese escenario "las cosas deberían empeorar antes de empezar a mejorar."

Pero los ataques de Israel también podrían resultar en un rotundo fracaso, y, según los expertos en Medio Oriente, la historia indica que lo más probable es que suceda eso. Los bombardeos -y el odio de los árabes ante las escenas de muerte y destrucción- han sacado a la luz divisiones en Medio Oriente que podrían impedir que las naciones árabes trabajen con Israel.

Por supuesto que Egipto, cuyo tratado de paz con Israel es un anatema para los militantes en Medio Oriente, mantuvo cerradas sus fronteras con Gaza la semana pasada, y su presidente, Hosni Mubarak, se enfrentó con el líder de Hezbollah, el grupo militante chiita financiado por Irán que ahora comparte el poder en el Líbano.

Y en un encuentro de la Liga Arabe, el canciller de Arabia Saudita reprendió indirecta y amablemente a Hamas por haber provocado el conflicto. Esos gestos parecían un sueño hecho realidad para Israel, pero los bombardeos también obligaron a los gobiernos de Egipto y otras naciones árabes moderadas a lidiar con el resentimiento de la enardecida población árabe.

Como en el Líbano

En algunos aspectos, los ataques contra Gaza recordaron la apuesta que hizo Israel, y que perdió, en el Líbano en 1982. En ese caso, lanzó la invasión para eliminar la amenaza de las fuerzas de Yasser Arafat, en ese momento apostadas en la frontera norte. Cumplió ese objetivo y obligó a Arafat a exiliarse en Túnez, hasta que finalmente reconoció a Israel y negoció. Pero en el intervalo una virulenta amenaza se gestó en el Líbano bajo la forma de Hezbollah. La frontera norte de Israel siguió siendo insegura y la influencia de Irán creció.

Ahora, Abbas, ya empantanado en una rivalidad con Hamas, podría descubrirse cada vez más aislado de los sentimientos palestinos si persisten los ataques israelíes. La semana pasada hubo más señales de que la lucha fortalecía la resistencia palestina, y Abbas incluso declaró que estaba dispuesto a abandonar el proceso de paz que el presidente George W. Bush empezó en Annapolis, en 2007.

Casi todos los analistas suponen que es inevitable algún tipo de cese del fuego con Hamas, ya que Israel no parece dispuesto ni capaz de volver a ocupar Gaza y reemplazar al gobierno. Eso dejaría al grupo con muchos partidarios en Gaza, aun cuando sus fuerzas ya están muy mermadas. "Hamas, como institución, en realidad no está sufriendo bajas -dijo Ziad Asali, presidente de la Fuerza de Tareas estadounidense en territorio palestino-. El que está pagando el precio es el pueblo de Gaza."

Daniel Levy, un analista israelí de la Fundación Nueva América, dijo que el defecto de la estrategia israelí es la convicción de que el pueblo de Gaza culpará a su propio gobierno y no a los israelíes por la violencia.

Por su parte, Israel está decidido a evitar la catástrofe de su incursión en el Líbano en 2006, destinada a acabar con los ataques de Hezbollah, que no difieren en nada de los ataques de Hamas. El enfrentamiento terminó con una resolución de la ONU y pacificadores internacionales, pero también sirvió para rearmar a Hezbollah.

Casi todos en Washington coinciden en que el momento de esta última crisis tiene al menos una ventaja: se produjo antes de la asunción de Obama. Aunque el presidente electo ha expresado su firme apoyo a Israel, ha suscitado expectativas de cambio en la política para Medio Oriente. La lucha sin dudas ha vuelto a poner el conflicto árabe-israelí en el tope de una agenda estadounidense atestada de crisis internacionales, desde Irán hasta India y Corea del Norte.

Traducción de Jaime Arrambide
La Nacion

También te puede interesar

Este sitio utiliza cookies para mejorar la experiencia de usuario. Aceptar Ver más