El secretario de Educación y prosecretario segundo de AMIA, Fernando Romarowski, señaló a la Agencia Judía de Noticias (AJN) que la llegada de un gobierno ortodoxo a la mutual “influyó” dentro de la comisión directiva de la institución.
“El resultado de la conformación de la comisión directiva determina un enfoque ideológico determinado, con acentuación, por los miembros que lo componen, en los aspectos religiosos”, agregó.
Con relación a la Educación, Romarowski opinó que “si los consensos no se pueden sostener, esto no va a implicar una ruptura”.
“Si los que sustentan la ortodoxia piensan que hay que desarrollar la educación judía bajo tales principios, lo van a hacer en sus instituciones y los que pensamos que nuestro judaísmo, vinculado al pensamiento laico, debe sustentarse en principios diferentes, lo vamos a desarrollar en nuestras instituciones”, dijo.
No obstante, el dirigente apuntó que “hay parámetros generales que respetamos todos” tales como la búsqueda de “que cada año asistan más chicos a los colegios, que el factor asimilación sea cada vez menor, que comunitariamente podamos convivir respetando cada uno su idiosincrasia, que pensemos que, como comunidad, Israel es un factor que nos orienta”, entre otros.
“Y vamos a tener una institución madre que va a trabajar sobre los consensos. Creo que ese sería el modo de convivir de una manera unificada y que permita que la AMIA respete y contemple a todos los sectores que estamos involucrados en nuestra comunidad”, agregó.
Además, Romarowski describió la situación actual de la comisión directiva: “Creo que el hecho que conformemos un ejecutivo donde estamos representados todos los sectores, balancea de algún modo los diferentes enfoques”.
“De todas maneras, es importante reconocer que si la conducción es ortodoxa, dentro de sus expectativas e intereses van a procurar hacer prevalecer su filosofía y pensamientos. Pero, por ahora, todo eso es motivo de conversación y búsqueda de consenso. Por lo tanto no veo actualmente una dificultad que impida desarrollar la tarea,”, explicó el directivo.
Romarowski, que pertenece al partido Avodá y se encuentra más cercano a la educación laica, admitió que es “conciente” de que en su función como secretario de Educación representa a la AMIA y que “todas las tareas que se desarrollen deben incluir a todos los pensamientos, esquemas y filosofías que están allí representados”.
Como secretario del Vaad Hajinuj (un ente de servicios a la red escolar, perteneciente a la AMIA), destacó que en la actualidad y ante la complejidad de la coyuntura internacional, el principal desafío de la educación judía es que “la red escolar no pierda a ninguno de sus alumnos”.
“La magnitud y la profundidad de la crisis financiera internacional va a ejercer un impacto directo sobre la red escolar judía”, explicó Romarowski, quien agregó que lo importante es que “la misma se vea afectada lo menos posible y que pueda continuar manteniendo los estándares que tuvo hasta ahora “
En la actualidad, unos 19 mil chicos asisten a las 37 escuelas judías del país entre integrales y complementarias y se trata de un nivel de asistencia similar al que existía hasta principios de los ‘90.
El secretario del Vaad Hajinuj señaló que también buscarán ampliar las funciones del mismo mediante la conformación de “un núcleo que pueda definir las políticas de la red escolar”.
“El Vaad Hajinuj -agregó- tiene hoy una acotada influencia en la red. Nuestra idea ahora, es tratar de generar un marco, que eventualmente podrían ser los presidentes de las escuelas que se constituya como el órgano natural que sustente la generación de políticas que orienten los objetivos de la red escolar judía”.
En la actualidad, el área educativa de AMIA, en conjunto con Tzedaka y Judaica, está involucrada en un proyecto llamado “Judaísmo del Oeste”, que va a comenzar con la refundación de la escuela Ramat Shalom (Ramos Mejía), que será “el puntapié inicial hacia una masa muy importante de judíos que viven en el Gran Buenos Aires, que no son atendidos y que han sido víctimas de un cierre masivo de colegios”.
Respecto de la nueva modaliadd que retribuye con dinero cada mes a los estudiantes, Romarowski opinó: “No adhiero a una ética que retribuya el estudio con dinero. Creo que la motivación por el estudio debe ser un fin en si mismo”.
“Si el objetivo es que los chicos aprendan y que después vuelquen su aprendizaje en tareas que permitan la continuidad de la educación judía, obviamente me parece un fin loable, pero no comparto su fundamento. Creo que la motivación hacia el judaísmo debe inspirarse en otras fuentes que están muy alejadas de esto”, aclaró.
No obstante, aclaró que estos programas “aún no son un factor preponderante ni en número ni en influencia”.
En referencia a los matrimonios mixtos y la educación judía formal, Romarowski opinó que a los hijos de dichos matrimonios, “se los debe aceptar e incluir, siempre y cuando no entren en colisión con los principios que sustenta la institución a la cual quieran asistir”.
“Es fundamental incluir a todos aquellos que se auto identifiquen como judíos y sostengan el deseo de construir su identidad, y es a partir de este principio donde la escuela cumple un rol insustituible”, acotó.
En otro orden, Romarowski destacó la importancia de la educación no formal dentro del judaísmo (a través de tnuot, instituciones sociodeportivas, entre otros) ya que ella “ocupa un rol fundamental en la construcción de la identidad judía”.
“Los niños que no asisten a un colegio judío pero sí tienen algún nivel de pertenencia a una institución no formal, es ahí donde pueden encontrar los caminos y las vivencias que les faciliten fortalecer su ‘ser judío’. En este sentido me parece que el Vaad Hajinuj debería funcionar como un espacio que articule la educación judía formal y no formal”, explicó.
Como prosecretario segundo de la AMIA, Romarowski señaló que su trabajo en la comisión directiva “se desarrolla en un clima de convivencia y de respeto” y que “hay una motivación importante en relación a jerarquizar las tareas que tienen que ver con educación y acción social”.
Romarowski expresó su deseo de que “la AMIA sea una institución con mayor eficiencia en la concreción de las tareas que desarrolla y en la implementación de sus objetivos. En este plano hay bastante por hacer. Creo que el hecho de que hay una nueva conducción generó un período de adaptación mayor a las conducciones anteriores que en general eran consecutivas de un estilo de gobierno ya predefinido”.
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