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Informe sobre la educación judía en Argentina

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Directores Ejecutivos de importantes colegios de la red escolar judía coincidieron en que existe un "una falta de planificación estratégica de la educación judía en la Argentina, poca articulación entre las diferentes escuelas y una falta de organización en el sistema general".
Consultado sobre los problemas estructurales que enfrentan hoy los colegios judíos de cara al futuro, Gustavo Weich, Director Ejecutivo del Colegio Scholem Aleijem, dijo: "Probablemente este sea uno de los problemas, la falta de planificación estratégica de la educación judía en Argentina que, de existir, seguramente haría que tengamos una visión más común entre todos".
Por su parte, Roberto Dvoskin, Director Ejecutivo del Colegio Tarbut, explicó a AJN que "el déficit tiene que ver con la articulación con las demás escuelas judías" y contó que, por estos días, un grupo de directores de varias escuelas comunitarias se reunieron para dialogar respecto de "procesos de ética" y especificó "que se abordaron las cuestiones de no robar alumnos ni profesores", entre sí.
La Directora Ejecutiva del Colegio Ioná, Jana Yansenson, también conversó con esta agencia sobre el estado de situación de la educación judía en la Argentina, y sus desafíos hacia el 2009.
"La comunidad no ha logrado conformar un ente que nuclee y organice el sistema educativo judío. Aún no logramos regular entre nosotros las cuestiones éticas mínimas  que consideramos indispensable ejercer y no hay nadie que centralice las políticas educativas", declaró Yansenson y agregó que a esto se le suma la falta de morim (maestros) tanto del área oficial como judaica.
"El verdadero y acuciante problema es que cada vez hay mas escuela de judíos y menos escuelas judías mientras los padres asisten cada año al cierre o fusión de las que hay, lo que provoca que, en algunos barrios haya una sola alternativa educativa en lo que respecta a la educación judía. Así las familias quedan en el medio de nuestras decisiones políticas", señaló Yansenson a AJN.
En tanto, Isaac Gustavo Azar, director de la escuela Talpiot –que aclaró que habló con AJN en forma personal y no en representación de la institución- coincidió con Yansenson y señaló que “la escuela judía no tiene que ser porque (a ella) asisten alumnos de la comunidad judía sino que debe estar definida por la formación sólida de sus egresados: se trata de tener un chico exitoso en sus estudios pero también exitoso como ser humano”.
En relación al costo de la educación judía en la Argentina y al sistema de reducción de aranceles o becas, los directores tuvieron diferentes visiones dado los diversos niveles socioeconómicos de las familias que acuden a sus establecimientos.
Es así que Dvoskin reconoció a Tarbut como uno de los colegios "más caros" y una de las pocas opciones en zona norte pero aseguró que en su institución existe gente becada, y que "todos los que quieren pueden estudiar aquí" luego de que una comisión de padres así lo decida.
Gustavo Weich que dirige el Scholem Aleijem, un colegio que viene aumentando su matrícula de inscriptos, explicó a AJN que "hay una cantidad de procedimientos ordenados y trabajados con mucha profundidad en los últimos años en relación a la reducción de aranceles con una consultora especializada en el tema que monitorea a cada una de las familias".
Asimismo Weich destacó que "el valor (que se le otorga a las cuotas en función de los "servicios" que se prestan) es un tema de percepción pero la mejor inversión que puede realizar uno como padre es la educación de los hijos".
Iona, es un colegio de la zona de Villa Crespo con uno de los aranceles más bajos en el mercado de la educación judía y caracterizado, entre otras cualidades, por asistir a familias necesitadas. Según explicó Yansenson, el sistema de otorgamiento de becas se da a través de un equipo constituido por directivos, voluntarios y profesionales, incluyendo una asistente social, un analista de crédito y  un integrante de la dirección de la escuela. "La idea es justamente cruzar toda la información  necesaria para otorgar las becas del modo más justo posible, pudiendo atender las necesidades de las familias que más asistencia requieren", subrayó.
Por su parte, Azar expresó que en Talpiot “nadie se queda afuera por un tema económico”. “Si te digo que tenemos toda una política fría y marcada te miento, acá se trabaja más con el corazón, aunque creo que el sistema tendría que ser un poco más establecido”, sostuvo y añadió que “ninguna escuela judía es autosuficiente”.
“Hoy por hoy, tal vez, dentro del área de las escuelas que usan kipá, (Talpiot) es el colegio más heterogéneo que tiene la red escolar en la Argentina, porque lo que nació de una escuela comunitaria, hoy responde a una realidad por la que aquí asisten chicos de todos los barrios y de todos los estratos sociales, con todo lo que ello conlleva”, manifestó Azar que aseguró que esa heterogeneidad hace que si bien “la escuela  tiene una identidad pero no todos los alumnos se identifican con esa identidad”.
Y añadió que: “Muchos pregonan la sensibilidad judía pero no la llevan a la práctica; yo creo que ese el gran valor agregado que tiene la escuela”.
Sobre los costos de las cuotas promedio, Yansenson dijo que "es caro ser judío, y no nos referimos sólo al aspecto económico. Pero igual valen todos los esfuerzos invertidos y somos una buena opción no sólo por la excelencia académica, sino además porque ofrecemos un entorno social amplio e inclusivo".
En Tarbut, con 750 alumnos, tres sedes y tres niveles de educación (inicial, primaria y secundaria) el salario de los docentes absorbe el 80 por ciento de los gastos sin recibir ningún subsidio oficial, según explicó Dvoskin, y apuntan a una formación integral del alumno desde el jardín hasta el fin de la secundaria. En la actualidad se encuentran en pleno desarrollo de su Escuela Intermedia y han establecido como política que todos los alumnos viajen al programa "Marcha por la Vida" en el último año de la escuela secundaria. "Todos los alumnos de las escuelas judías deberían poder viajar a Israel", afirmó su director.
En Scholem, un colegio que cuenta con 1.100 alumnos, distribuidos en sus tres niveles, y 800 ya reservaron su vacante para el 2009, las becas están "totalmente equilibradas" con subsidios que recibe la escuela y padrinazgos para alumnos lo que implica que ningún padre paga por aquél que no puede hacerlo, mito que circula al interior de la comunidad.
Ioná, es un colegio con nivel Inicial y Primario, cuenta con 300 alumnos y ya tiene 30 nuevas reservas para el próximo ciclo lectivo. Su directora también hablo con AJN sobre quién se hace cargo del dinero de las becas.
"En parte es verdad que algunos pagan por lo que otros no pueden, y es un criterio básico de tzedaká (justicia) que aquéllos que más pueden con su aporte puedan soportar a quienes menos pueden, pero para poder tener una amplia política de becas apelamos siempre a donantes particulares o empresas. Nuestros esfuerzos están dirigidos a sobrecargar, en la menor medida posible, el arancel de aquellos que pueden,  buscando financiamiento externo  no sólo para las becas sino también para las obras edilicias.
Por último, Azar recordó que “nuestros abuelos, quizás no tenían casa propia pero construyeron instituciones. Paradójicamente, judíos mucho más pobres donaban plata para construir un Estado y hoy, con nietos y bisnietos mucho más ricos, el Estado de Israel manda plata para financiar la educación”.
“En Argentina hubo countries que se dieron a partir de escuelas. Las escuelas cerraron y los countries son bárbaros”, señaló el director de Talpiot.
Las cuatro instituciones son fuertes y gozan del apoyo de su comunidad educativa que desea que continúen creciendo para que cada familia pueda hacer la mejor de las inversiones: educar a sus hijos en un ámbito contenedor comprometido con la tradición judía.
SJS-BK

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