Livni parece haber rentabilizado así su postura de no ceder ante el chantaje político del Shas, el partido minoritario que exigía duras condiciones para permitir la formación de un gobierno de coalición encabezado por el Kadima. Sin embargo, ambos partidos siguen muy cercanos en intención de voto y el Likud lograría incrementar notablemente los doce escaños con los que cuenta actualmente.
El Partido Laborista del ministro de Defensa, Ehud Barak, confirma su derrumbe y obtendría once escaños, ocho menos de los que tiene ahora. Los pronósticos han sido elaborados a partir de 500 entrevistas a personas que constituyen una muestra representativa de los israelíes con derecho a voto. El estudio reconoce un margen de error del 4,5 por ciento.
Otro gran perjudicado del fracaso de las conversaciones Kadima-Shas sería precisamente este partido sefardí de ultraderecha, que perdería uno de los doce escaños con los que cuenta actualmente.
El Partido de los Pensionistas, con siete diputados, ni siquiera lograría el mínimo establecido para entrar en la Knesset, una situación parecida a la del Partido Verde. El Meretz aumentaría en uno los seis diputados que tiene hoy, al igual que Judaísmo Unido de la Torá, que contaría, según el sondeo, con siete escaños.
El ultraderechista Israel Beitenu de Avigdor Lieberman perdería dos asientos y pasaría de once a nueve diputados y los partidos árabes conservarían sus diez escaños. Por último, la Unión Nacional-Partido Nacional Religioso también se vería afectado por el ascenso del Likud y perdería dos de los nueve escaños que tiene a día de hoy