Pero tanto si es Tzipi Livni como si es su compañero en el gabinete Shaul Mofaz los que se aseguran el apoyo de la mayoría de los 74.000 miembros del partido centrista Kadima, Olmert podría continuar como primer ministro en funciones durante semanas o meses, y la díscola política de coaliciones de Israel aún podría conllevar la convocatoria de elecciones anticipadas.
Después de lo que muchos pensaban que podía ser su última entrevista con el presidente palestino, Mahmud Abas el martes, Olmert prometió continuar con sus negociaciones de paz, una señal de que pretende ejercer su derecho a continuar como primer ministro mientras que su sucesor como líder del partido trata de formar un nuevo gobierno.
Las encuestas muestran que la ministra de Exteriores Livni está muy por delante de Mofaz, ministro de Transporte y ex general, en su intento por convertirse en la primera mujer que dirige Israel desde Golda Meir en los años 70.
Pero ambos candidatos continúan siendo cautelosos, citando el desigual acierto de los sondeos en estas cuestiones. El lunes una encuesta mostró que Livni tenía un 47 por ciento de apoyo frente al 28 por ciento de Mofaz, mientras que otros dos candidatos se sitúan detrás de ambos. Pero Mofaz ha predicho que ganará y se asegurará más del 40 por ciento que necesita para evitar una segunda vuelta la semana próxima.
Quienquiera que suceda a Olmert podría tener que afrontar unas elecciones en unos meses. El Kadima, fundado en 2005 por Ariel Sharon, sólo tiene una cuarta parte de los escaños en la Knesset. Los rivales, algunos en el seno de la coalición de Olmert, se preparan para una batalla nacional que las encuestas dicen que podría favorecer al derechista Likud de Benjamin Netanyahu.
/Por Alastair Macdonald/