Era la mañana de la IX Jornada Europea de la Cultura Judía 2008 pero "lo primero que tenemos que aclarar es que éste es el año 5.768 para el calendario judío y termina a finales de septiembre", explicó Gerson Lerner, director de Cultura y Educación de la Comunidad Judía de Baleares colocado en el lugar del rabino.
Lerner tuvo la amabilidad de inciar con su suave acento brasileño a los más vírgenes en cultura hebrea. "El año nuevo del judaísmo se celebra con la fiesta del Rosh Hashana que junto al Iom Kipur (Día del Perdón), forman en la tradición judía una unidad, llamada Iamim Noraim (Fiestas Austeras)", dijo Lerner tras la tribuna en la que se suelen desenrollar los pergaminos de la Torá los viernes del sabbath sagrado.
«No es que tengamos dos días de descanso», dijo Lerner. Es que el calendario judío basa sus ajustes haciendo referencia a los ciclos lunares por lo que el sabbath, día del descanso comienza a celebrarse ya las tardes de los viernes. "Los mallorquines judíos que se reúnen en esta sinagoga son varias decenas a la semana", dijo Abraham Barchilón, presidente de la Comunidad Judía de Baleares. Pero sus vidas no son muy diferentes respecto al ciudadano común. "Somos gente que sigue la tradición de sus padres y abuelos y nos gusta celebrar las fiestas en comunidad", comentó Barchilón.
Durante la jornada de puertas abiertas de la sinagoga los visitantes pudieron aprender y degustar parte de estas tradiciones ancestrales. En total casi un centenar de personas se acercaron al templo para empapar sus cinco sentidos de judaísmo. El más satisfecho fue seguramente el oído, gracias a las explicaciones de Lerner y los salmos del Adom Olam interpretados en todos los géneros musicales desde una pantalla de televisión.
"La Red de Juderías Española a la que pertenece Palma junto a otras 21 ciudades ha elegido la música como tema central de estas jornadas", seguró Abraham mientras un rabino barbudo entonaba el Señor del Universo con una guitarra eléctrica desde la pantalla.
Pero la visita también se pudo oler, tocar y comer. En la sala dedicada a las celebraciones de la sinagoga la comunidad había expuesto varias mesas con objetos y pitanzas tradicionales del culto hebreo. En una de ellas los candelabros de nueve brazos del Hanukah fabricados algunos en oro y plata, pero otros con chapitas de niños ilusionados por la fiesta Purim, los Reyes Magos de los judíos.
Abraham concluyó que la sinagoga va viento en popa, los fieles están contentos y, aunque tiene vacante la plaza de rabino, buscarán uno para el año 5.769.
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