La noticia, recogida por medios locales, salió a la luz horas después de que la Policía propusiera imputar al jefe de Gobierno, una decisión que deberá tomar el Fiscal General del Estado dentro de un par de semanas.
La Policía ha resuelto que Messer fue el encargado de guardar, primero en un lugar seguro de su oficina y luego en la caja de seguridad de un banco, el dinero entregado a Olmert durante una década por el empresario estadounidense Morris Talansky, en uno de los dos casos que podrían llevar al jefe de Gobierno ante los tribunales.
Estas sumas servían de caja chica a Messer, abogado de profesión, para pasar de vez en cuando dinero al ex jefe de oficina de Olmert, Shula Zaken, cuyo procesamiento también ha pedido la Policía.
Talansky asegura haber entregado sobres llenos de dólares al actual primer ministro como donaciones para sus campañas electorales y su uso personal cuando era alcalde de Jerusalén (1993-2003) y ministro de Industria y Comercio, entre 2003 y 2006.
Olmert reconoce que recibió dinero de Talansky, pero matiza que nunca lo utilizó para su beneficio ni favoreció al empresario en contrapartida.
No obstante, acosado por este y otros escándalos de corrupción, Olmert anunció el pasado julio que abandonará el Gobierno tras las primarias de su partido, Kadima, que se celebran el próximo día 17.
Un mes después, el primer ministro precisó que el dinero entregado por Talansky "fue transferido" a Messer y que confiaba plenamente en que su amigo lo habría "tratado legalmente".
El nombre de Messer también aparece en una tercera investigación contra Olmert por presuntos conflicto de intereses y fraude, sobre la que la Policía decidirá más adelante pues necesita recabar más pruebas.
En este tercer caso, conocido como el del "Centro de Inversiones", Olmert es sospechoso de haber hecho favores personales a Messer en la época en que éste representaba a una determinada compañía.
En un acto de recepción de emigrantes judíos norteamericanos a Israel, Olmert ha guardado silencio sobre la recomendación policial.
Ayer, tras conocer la decisión, el jefe de Gobierno decidió cancelar un viaje a Moscú para el próximo día 14, para el que estaban reservados los hoteles e iniciados los preparativos de seguridad, así como congelar sus planes de intervenir en la reunión anual de la Asamblea General de Naciones Unidas, a finales de mes.