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Tel Aviv enloquece con el jamón ‘prohibido’ y el cava

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SAL EMERGUI.- Se siente como un contrabandista. Gay Shejav no deja de de sonreír cuando recuerda que, a fin de cuentas, lo que trae clandestinamente de España a Israel es…jamón. "Si, es cierto las leyes judías de alimentación (Cashrut) prohíben comer cerdo y mi país teóricamente su importación. Curiosamente sí acepta la cría de cerdos en territorio israelí pero no traerlo de fuera. Por eso, cada vez que viajo a España, compro jamón del bueno, lo escondo en las maletas e intentó pasar desapercibido en el control de aduanas", nos cuenta Gay, esperando que este blog no sea leído por ningún funcionario del aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv. De lo contrario, la próxima vez, el jamón será confiscado, y si los funcionarios no respetan Cashrut, tendrán algo que degustar.

 

Para Gay, el jamón y el cava catalán son vitales. Son los principales ingredientes de ‘La Champa’, un bar de tapas que está causando furor en Tel Aviv. Situado en una calle de mucho movimiento nocturno, Gay ofrece en su establecimiento sólo cava del Penedés. "Al principio, los israelíes no se acostumbraban y pedían cervezas pero ahora es ya todo un éxito. No me puedo quejar", presume mientras prepara ‘pa amb tomaquet’. Prácticas y delicias que aprendió de sus dos años en Barcelona.

"Trabajando en restauración en Barcelona, me dije que tenemos mucho en común y que si esto triunfa en España también puede hacerlo aquí. Aunque muchos no lo coman, el jamón gusta sobre todo en Tel Aviv", afirma.

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La exhibición de jamón, chorizo y demás producto pecador en la pared del bar no es del gusto de muchos israelíes. Gay es consciente de ello, pero aconseja que no le den consejos: "Yo creo que cada uno hace lo que desea y la relación con Dios es muy personal. Yo sé que vender o comer jamón es considerado pecado e incluso la familia de mi padre se niega a venir a mi establecimiento".

Tel Aviv, símbolo del pluralismo y secularismo (en contraste con la más religiosa y santa Jerusalén), no duerme de noche. Decenas de fiestas en centenares de pubs y discotecas todos los días de la semana, donde la sensualidad es la marca de la casa. En todas. Por eso, tiene más mérito el éxito de ‘La Champa’. Dos de sus asiduos son Leticia y Tomer. Ella es una madrileña de pura cepa que se enamoró hace unos años del israelí Tomer en la Universidad Europea de Madrid. Ambos arquitectos decidieron probar fortuna en Israel, donde han abierto una oficina. "Me vine para tres meses y llevo aquí un año. Aunque en los telediarios no se vea o no lo quieran enseñar, aquí la vida es muy agradable. La marcha de noche de Tel Aviv es alucinante", explica Leticia, reconociendo que aun no se ha acostumbrado a la impaciencia crónica de los israelíes.

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Para ella, no es ninguna sorpresa el éxito de ‘La Champa’: "En España el tapeo triunfa, ¿por qué no va a triunfar aquí si lo hacen bien y sirven un buen cava y tapas? Esta calle está que explota, siempre llena de gente y vida." Una amiga suya, Shimrit, añade: "Antes de que me emborrache y diga tonterías, quería decirte que nosotros sólo queremos salir y pasarlo bien. Claro que es una forma de escape a la tensión en el entorno pero, a fin de cuentas, es alcohol, comida y música".

Cerca de Tomer y Leticia, y separados por decenas de jóvenes y una bufanda del Barça, está Daniel Kolbar, un israelí que también vivió unos años en España. "Este lugar me trae buenos recuerdos. Los dos países tenemos en común que nos gusta la vida, pasarlo bien. Nosotros quizás por los problemas y conflictos que hay nos gusta salir más y de forma más intensa. Lo unico que me da rabia es que en España, país que admiro, siempre hablan de forma negativa de Israel", opina antes de abordar un pedazo de jamón español. "A mi me gusta mucho. Creo que más por tradición que por religión, los israelíes no comen cerdo", dice.

Anat, una guapa veinteañera, prueba por primera vez el cava. El jamón no lo toca. "Yo no soy religiosa pero sí tradicionalista, y el jamón lo tengo prohibido. Pero si este bar quiere venderlo es su problema. No pasa nada, yo vengo con mis amigos, bebo cava, me tomo mis aceitunas, escucho música española y ya está. Lo importante es pasarlo bien", resume antes de perderse en la noche de Tel Aviv.

fuente elmundo de España

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