Según la radio israelí, Sharon subrayó en una reunión de gabinete que «la lucha antiterrorista debía ser reforzada», con duros golpes a aquellos que «cometan, organicen o ayuden a perpetrar atentados contra Israel».
Sharon responde de esta forma a las presiones de sectores moderados del gobierno y del ejército, que prefieren el arresto, juicio y encarcelamiento de militantes radicales, y no su ejecución.
Los críticos del premier israelí sostienen que lo único que logra su política es provocar más ataques palestinos por venganza.
Por su parte, los palestinos denuncian que Israel lleva adelante una política de asesinatos indiscriminados, con el ejército israelí actuando como juez, jurado y verdugo.
El ministro de Defensa israelí, Shaul Mofaz, informó que sus tropas han arrestado a más de 1.200 militantes palestinos en los pasados 60 días.
Semana de violencia
Una escena que no cesa de repetirse en los territorios ocupados.
Las declaraciones de Sharon tienen lugar en medio de una serie de incidentes de violencia ocurridos en los últimos días.
Este domingo, soldados israelíes mataron a un niño palestino de 11 años al abrir fuego contra un grupo de estudiantes que les tiraban piedras en la localidad cisjordana de Tulkarem, según fuentes palestinas. Se informa que otro menor también resultó herido.
Un hecho similar ocurrió el sábado, cuando las balas israelíes dieron muerte a una niña palestina de 11 años en la Franja de Gaza.
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El viernes, dos palestinos armados abrieron fuego en un asentamiento judío cerca de Hebrón, Cisjordania, y mataron a cuatro israelíes, antes de ser abatidos.
El grupo militante palestino Yihad Islámica se adjudicó el ataque, según dijo, en venganza por la muerte de ocho palestinos a manos israelíes el día anterior.
A esto se suma la demolición de viviendas palestinas realizada por tractores israelíes en Hebrón.