El diputado árabe israelí Ahmad Tibi aterrizó anoche en Beirut, la capital de Líbano, acompañado por tres periodistas, en una visita que provocó la inmediata condena de activistas y diputados de la derecha local.
El diputado explicó que su avión hizo una “escala planeada” en Beirut como parte de la ruta de vuelo de Yemen a Jordania. “Iré a Líbano cuando lo decida, no según lo que diga la derecha”, sostuvo Tibi.
En respuesta a las críticas de sus colegas en el Parlamento, Tibi aseguró: “la derecha se muere por expulsarnos de la Knesset mediante ´leyes fascistas´”, en declaraciones publicadas por el portal Ynet.
Los ciudadanos israelíes tienen prohibido viajar a Líbano, que es definido por ley como un “Estado enemigo”.
Durante su visita a Yemen, el legislador se reunió con el presidente Ali Abdullah Saleh, con quien discutió los esfuerzos para una reconciliación y un acuerdo entre las facciones de Hamas y Al Fatah.
Mientras el diputado prometió sumar a otros lideres árabes para apoyar el movimiento, el presidente Saleh acentuó la importancia de la unidad palestina y agregó que su país “apoya el derecho de la nación palestina por un Estado independiente cuya capital sea Jerusalem”.
En tanto, los activistas de derecha Baruj Marzel e Itamar Ben-Gvir presentaron una queja a la policía contra el diputado Tibi por su visita a Beirut y exigieron fuera arrestado a su regreso a Israel.
El viaje se concretó en momentos en los que el Parlamento discute una enmienda a la ley básica que propone la imposibilidad de ejercer cargos públicos para aquellos que visiten países “enemigos”.
Los diputados Zevulun Orlev (Unión Nacional) y Esterina Tartman (Yisrael Beiteinu) declararon que planean acelerar el proceso legislativo para que pueda ser aplicable a Tibi.
“Ahmad Tibi debería quedarse entre las piernas del (líder de Hezbollah Hasan) Nasrallah en Líbano, que es a donde pertenece”, aseguró la diputada Tartman.
Tibi ya fue investigado por la policía israelí luego de una visita anterior, en mayo de 2005.
En aquel momento, el diputado árabe –que había viajado sin autorización- reclamó que se trataba de una cuestión “política” e indicó que, como miembro del parlamento, gozaba de inmunidad.
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