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La ciudad santa, a subasta

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SAL EMERGUI desde Jerusalén.
 Si en una de mis últimas aportaciones (eso espero) a esta página, me referí a la ‘otra guerra’ que mantienen israelíes y palestinos (la mediática), este post se centra en una totalmente diferente, muy lejos de los platós televisivos, cámaras e Internet. Es la guerra económica y subterránea para conseguir tierras y casas en la disputada ciudad vieja de Jerusalén. Israel considera toda la ciudad como "capital indivisible" mientras los palestinos aspiran a proclamar como capital de su futuro Estado.

La ciudad tres veces santa se subasta. Es un duelo que va más allá del conflicto político. El Islam, el judaísmo y el cristianismo rezan mirando a los cielos de Jerusalén pero al mismo tiempo usan sus bolsillos para asegurarse su suelo. Cada metro, cada edificio por muy abandonado que sea, es una joya inmobiliaria espiritual, política y material.

Hasta ahora solo era conocida la actividad de multimillonarios judíos europeos y norteamericanos destinada a ‘comprar’ esa zona. El más famoso, Erwin Moskovitz, de Florida, que se hizo querer (por muchos israelíes) y odiar (por muchos palestinos) al comprar, por millones de dólares, terrenos y propiedades en Jerusalén Este. En muchos casos, los dueños palestinos no pudieron rechazar las suculentas ofertas pese al temor de una represalia de sus vecinos. El método habitual era vender la casa a una tercera parte para guardar las apariencias y no revelar que el comprador es judío.

Desde hace meses, empresarios palestinos con el apoyo de fortunas del Golfo Pérsico, intentan adquirir casas y tierras de Jerusalén Este. Destaca el multimillonario palestino, Munir Almazri, que tiene un palacio en la zona de Nablús. Con el apoyo de los petrodólares, claro. Recientemente, varias compañías árabes compraron unas 15 casas en la ciudad vieja, superando en la subasta oficiosa a las organizaciones judías. Un esfuerzo político y económico de los grupos árabes que tiene el apoyo logístico de Turquía. ¿Cómo? Evitando que los judíos tengan un fácil acceso al archivo del listado de propiedades en la época otomana.

Arieh King- que durante muchos años fue mano derecha de Moskowitz- se niega a aceptar la nueva realidad y ha creado una asociación, ‘Fundación para la Tierra de Israel’. Más dólares para conseguir más casas. "Si el Gobierno israelí ayudara a conservar el carácter judío de estos lugares, yo no hubiera intervenido. Pero no lo hacen por lo que los palestinos y sus potentados socios se gastan decenas de millones de dólares para apoderarse de la parte antigua de Jerusalén", explica.

Las asociaciones cristianas no desean ser espectadores ante esta carrera por el suelo del kilómetro cuadrado más sagrado del mundo. Con menos ruido incluso que la competencia, han adquirido propiedades cercanas a lugares tan importantes como el Santo Sepulcro. Una asociación vinculada al Vaticano ofreció 10.000 dólares por metro cuadrado al dueño palestino de una propiedad situada cerca del zoco árabe. Es decir, un edificio casi abandonado cuesta más de un millón de dólares. Judíos, cristianos y musulmanes triplican sin pestañear el precio estimado de mercado.

Si en la guerra mediática las imágenes y palabras son fundamentales, en la guerra económica por Jerusalén, quien manda es el dólar. Pese a su desvalorización, el billete verde sigue siendo el juez de estas bíblicas calles.

elmundo

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