Inicio NOTICIAS «Mujeres de la Shoá» enseñan Holocausto a estudiantes argentinos

«Mujeres de la Shoá» enseñan Holocausto a estudiantes argentinos

Por
0 Comentarios

Sus recuerdos del horror, pero también de la esperanza, han sido compilados en un documental de 45 minutos producido por cineastas argentinos para legar la memoria del Holocausto a los estudiantes del país que alberga a la mayor comunidad judía de América Latina.

La voz en off de Raia Sznajderhaus de Mazur, de 79 años, al inicio del documental define el tono del filme: "Dicen que somos el sexo débil, pero somos el sexo más fuerte".

Mazur, Lea Richter, Eugenia Unger, Gina Ladanyi, Hanka Jacubowitz y Micheline Wolanowski de Papiernikare son seis de los miles de judíos que emigraron a Argentina tras sobrevivir a la Alemania de Adolf Hitler. Aquí tuvieron que volver a sobrevivir, esta vez como pobres inmigrantes en un lejano país del sur de América.

 

Rosana Gatti, una de las directoras del documental, de la Universidad de La Matanza, espera que los seis testimonios enseñen a las generaciones más jóvenes lo que significa la lucha por la supervivencia.

"Aunque estas mujeres estaban físicamente destruidas, su espíritu interior permaneció fuerte, aún más fuerte que el de los hombres, en su lucha por sobrevivir y por esconder, cuando podían, un poquito de comida para los niños o tomarse el tiempo para darles clases", dijo Gatti a AP.

Las entrevistas de 15 horas fueron editadas en un filme de 45 minutos para que posea la misma duración de una clase, explicó Gatti.

Graciela Nabel de Jinich, directora ejecutiva del Museo del Holocausto de Buenos Aires, que colaboró en el documental junto a la universidad pública, estima que existen unos 1.500 sobrevivientes en Argentina.

Con su número en disminución, Jinich espera que las historias de estas seis sobrevivientes lleguen a los estudiantes de todo el país.

"Lo que ya sucedió no puede cambiarse. Pero es muy importante desarrollar este tipo de proyectos para refutar a los que niegan que el Holocausto haya existido", dijo. "Especialmente en este país donde hubo tantos nazis".

La mayoría de los judíos arribaron a Argentina ilegalmente, lo que hace difícil documentar cuántos fueron los sobrevivientes que se instalaron en el país.

En contrapartida, bajo la presidencia del caudillo Juan Domingo Perón, Argentina facilitó el ingreso de cientos de nazis.

En exhibición en el Museo del Holocausto se encuentra el documento de identidad de Adolf Eichmann, que le permitió al "arquitecto del Holocausto" ingresar legalmente al país bajo el seudónimo de Ricardo Klement. En 1960 fue capturado por agentes del Mossad israelí en una operación encubierta en las afueras de Buenos Aires y llevado secretamente Jerusalén para ser sometido a juicio. Eichmann fue encontrado responsable de crímenes de lesa humanidad y ejecutado en 1962.

Jinich, consultora regional de la Fundación de la Shoá del director estadounidense Steven Spielberg, dijo que "Mujeres de la Shoá" subraya los roles distintivos que tuvieron las mujeres judías que lucharon por mantenerse con vida en el este de Europa durante la Segunda Guerra.

"El documental centra la atención en cómo las mujeres, especialmente en los guetos, se transformaron en proveedoras de sus familias", dijo.

"Los hombres, sin trabajo o forma de cuidar de su familia, se sintieron humillados, y las mujeres estuvieron ahí para levantar su espíritu… e hicieron un esfuerzo extra para asegurarse de que aún en la peor situación posible su familia estuviera lo mejor que podía estar", agregó.

Aunque ninguna de las seis mujeres niega que ambos sexos sufrieron las mismas calamidades, sus relatos muestran a mujeres atentas a las necesidades de sus familias mientras vivían hacinadas en guetos o soportando el horror de los campos de concentración.

Tal vez sus diferencias físicas hayan sido, paradójicamente, las que les dieron una ventaja a las mujeres.

"Las mujeres podíamos salir del gueto para ir a pedir comida y como no sabían que éramos judías nos daban algo", explicó Mazur, que fue forzada a vivir en el gueto de Vilnius en Lituania.

"Pero para los hombres bastaba con que se bajaran los pantalones para que todos supieran que eran judíos", agregó aludiendo a la circuncisión.

"Mujeres de la Shoá" también hace hincapié en el alcance de los intentos del nazismo por deshumanizar a los judíos en los campos de concentración: sus esfuerzos por suprimir la diferencia de género.

Las cabezas de las mujeres eran afeitadas y tras meses de magras raciones de pan y sopa perdían todas sus curvas femeninas.

Fragmentos de video original incluidos en el documental muestran el arribo de los aliados a los campos de concentración en 1945: trapos colgando de formas esqueléticas, los cuerpos de las mujeres apenas podían diferenciarse de los de los hombres.

"Eramos una masa de humanidad transformada en la nada", dijo Mazur a AP.

Lea Richter recordó que durante su estadía en los campos de Auschwitz y Bergen-Belzen no tuvo menstruación. Las demás asintieron con la cabeza.

Culparon de la amenorrea a las miserables condiciones de vida, pero también a los guardias nazis quienes, según dijeron, colocaban en la sopa de las prisioneras una droga que impedía la menstruación.

Cuando Richter llegó a Argentina a los 18 años "estaba seca por dentro", dijo. "Ya no éramos mujeres, no podíamos tener hijos".

Luego de tres años siguiendo el consejo médico de comer tanto como pudiera, Richter dio a luz una niña. Hoy, a los 82 años, tiene dos hijas, varios nietos y un bisnieto nacido recientemente, dijo con orgullo mientras se le caían las lágrimas.

Mazur recordó que también la atormentaba la idea de no poder tener hijos.

"Me casé en Argentina y cuando nació mi primer hijo y me di cuenta de que no era estéril, fue como tocar el cielo", dijo.

Aunque el documental se enfoca en la fuerza interior de la mujer judía, Gina Ladanyi, de 86 años, aseguró que el Holocausto también sacó a la luz lo peor de algunas mujeres.

"A la mujer alemana le daban un poquito de poder y era peor que 10 hombres, tanto con las mujeres como los hombres. Fue un infierno", dijo Ladanyi, que estuvo en el campo de concentración de Parschnitz, en Checoslovaquia, entre 1942 y 1945.

Ni Gatti, de 40 años, ni su codirector Diego Csoma son judíos, pero para ella las historias de estas mujeres tienen más resonancia en Argentina, que ha empezado a confrontar la trágica herencia de las violaciones de derechos humanos cometidas durante la dictadura militar de 1976 a 1983, y espera que los educadores ayuden a crear puntos de comparación entre las historias.

Ladanyi no es tan optimista.

"Cuando sobreviví pensaba que mi misión era hablar con la gente joven, y no tan joven, para que el Holocausto no se repita, que sea el último", dijo a AP. Pero es "fatalista", y le preocupa que las generaciones futuras no tomen a pecho las lecciones del Holocausto.

Jinich, la directora del Museo, es más optimista.

"El mensaje es sí, quiero sobrevivir. La vida es más fuerte que la muerte", dijo.

También te puede interesar

Este sitio utiliza cookies para mejorar la experiencia de usuario. Aceptar Ver más