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A 32 años del golpe militar.

Rosa Roisinblit: “Los años no han pasado en vano, hemos abierto caminos”
A 32 años del golpe militar.

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“Qué historia, querida mía, muy larga”, suspiró Rosa Roisinblit “atornillada” al sillón desde el cual día a día y a sus 88 años mantiene activa su lucha en la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo.
Nació en Moisés Ville, un pueblo de la provincia argentina de Santa Fe donde el “99 por ciento de los habitantes eran judíos”. Viajaba siete kilómetros para asistir a la “escuela castellana y a la hebrea, donde aprendía idish”. Tras vivir en Rosario y mudarse a Buenos Aires, formó una familia que mantuvo las tradiciones del judaísmo. 
En 1978 su vida dio un vuelco. Su hija Patricia, embarazada de ocho meses, y su yerno José Manuel Pérez desaparecieron en manos de la más feroz dictadura militar de la historia argentina.
“En esa época era muy ingenua, estaba muy confusa, muy sola y no sabía qué hacer. Entonces me sentí cómoda acá, a dónde me adherí”, recordó la vicepresidenta de Abuelas, organización a la que pertenece desde hace 30 años y que busca a los niños, hoy adultos, que nacieron en cautiverio y fueron apropiados por los militares.
“Hace muchos años dijimos que nuestros nietos van a venir a buscarnos y eso se está dando ahora. Hay muchos hombres y mujeres de la edad aproximada de nuestros nietos que tienen dudas sobre su identidad y vienen aquí a plantearlo”.
Roisinblit señaló que cuando recién empezaban “no había de dónde aprender. Nos basábamos en nuestra propia creatividad e inventiva para hacer algo. Hoy –continuó- las cosas han cambiado. Treinta años no han pasado en vano, hemos luchado, hemos abierto caminos”.
Cuando desapareció su única hija, Roisinblit también acudió a las autoridades de la comunidad judía en busca de ayuda. “Lamentablemente no recibí ningún apoyo”, recordó en diálogo con la Agencia Judía de noticias (AJN).
“Me recibieron con los brazos levantados y me dijeron: ‘cuando una madre judía viene a pedir apoyo a la DAIA no podemos menos que dársela’. Pero cuando volví para saber si había alguna novedad prácticamente me echaron de ahí”.
Roisinblit consideró que las autoridades de AMIA y DAIA no son las mismas que “las de entonces”. “Seguramente tenían pánico y no querían hacer nada por nosotros pero yo me pregunto: hoy ¿qué hacen las instituciones judías por los chicos de origen judíos desaparecidos? No hacen nada”.
A pesar del rechazo institucional, y durante tantos años de búsqueda, su “corazoncito judío” la llevó a confeccionar la lista de 22 nietos de origen judío nacidos en los campos de concentración de la dictadura.
“La desaparición de mi hija no tuvo nada que ver con ser judía pero según los relatos de gente que fue liberada, sabemos que el ensañamiento con los jóvenes de origen judío fue mayor, les tocó sufrir más en la tortura”.
Mientras buscaba a su nieto, que según los testimonios de sobrevivientes nació en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), Rosa acompañaba el crecimiento de su otra nieta.
Juntas viajaron dos veces a Israel. “Fuimos a ver muchos lugares y quedó muy bien impresionada. Ella quiere saber todo sobre judaísmo. Ahora me pidió que le enseñe a cocinar comida tradicional. Sabe y siente judía”.
LM-GT

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