La Cámara del Crimen virtualmente confirmó al juez Ariel Lijo al frente del expediente en el que se investigan las irregularidades en la causa del atentado contra la AMIA. Una parte de los querellantes –la AMIA, la DAIA, la agrupación Familiares–, en curiosa consonancia con la defensa del ex juez Juan José Galeano y los demás acusados, cuestionaron al magistrado señalando que tuvo alguna relación con las visitas a la cárcel que hizo la fallecida camarista María Luisa Riva Aramayo al principal acusado por entonces, Carlos Telleldín. Los camaristas rechazaron los argumentos de los querellantes y defensores, pero resolvieron que se haga una pericia caligráfica sobre un croquis que figura en el expediente.
Para concretar esa medida, se tomará un cuerpo de escritura del trámite que realizó Lijo para obtener el pasaporte y se lo comparará con el croquis. Si se determina que es de su autoría, será apartado. Caso contrario, seguirá al frente de la causa. Lijo, que fue secretario de Riva Aramayo, dijo una y otra vez que no fue con la jueza a la cárcel ni realizó el croquis que será peritado.
Una de las irregularidades más graves del caso AMIA fue el pago de 400 mil dólares a Telleldín para que realice una especie de confesión en la que acusó a un grupo de policías bonaerenses que, finalmente, fueron absueltos en el juicio oral. Las primeras negociaciones de ese pago las hizo Riva Aramayo, una magistrada cercana al gobierno de Carlos Menem. Los dos secretarios letrados eran Pablo Lanusse, actualmente abogado de la agrupación Familiares, y Lijo, ahora juez de la causa. Lo asombroso es que Lanusse trata de sacar de la cancha a Lijo, quien procesó a Galeano, al ex titular de la DAIA, Rubén Beraja, al ex titular de la SIDE, Hugo Anzorreguy, a Telleldín y a otros participantes de aquella maniobra. Las querellas –salvo Memoria Activa– aparecieron en la recusación del mismo lado que los abogados defensores.
La Cámara del Crimen emitió ayer un fallo en el que dijo lo siguiente:
– No se puede recusar a un juez sin exponer los motivos. No corresponde que se pida que se investigue si existen tales motivos, porque ello llevaría a hacer una gigantesca investigación contra todos los jueces por todos los motivos de recusación posibles. Los camaristas sostuvieron que se debe decir con precisión el motivo y las pruebas que fundamenten un pedido de apartamiento de un juez.
– Para los camaristas está claro que Riva Aramayo fue tres veces al penal a hablar con Telleldín. Dieron por probado que en ninguna de las tres oportunidades estuvo Lijo y dejaron sentado que, además, los diálogos fueron únicamente entre Telleldín y Riva Aramayo.
– Existe un croquis, que habría dictado Telleldín, en el que aparece un dibujo de su casa y la manzana que la rodea. En ella, “El Enano”, como le dicen a Telleldín, ubicó los distintos autos que usaron los policías el día que se llevaron la Trafic que una semana más tarde estalló en la AMIA. Los jueces dejaron abierta la posibilidad de que Riva Aramayo haya vuelto a su oficina en Comodoro Py y le haya dictado el croquis a alguno de sus secretarios, incluyendo Lijo. Si ello fuera cierto, el actual juez deberá declarar como testigo, y no puede actuar como magistrado.
Del fallo se desprende que los camaristas sostuvieron, de hecho, que si se prueba que el croquis no lo diseñó Lijo, podrá seguir siendo el juez de la causa. Por eso ordenan una pericia, que hará el Cuerpo de Peritos de la Corte Suprema. Si se confirman los dichos del juez acerca de que no tuvo que ver con aquel croquis, el magistrado seguirá con el expediente e intentará llevar a juicio a Galeano, Beraja, Telleldín y compañía.