El catedrático de la Escuela Kennedy de la Universidad de Harvard Stephen M. Walt y el profesor de ciencias políticas de la Universidad de Chicago John J. Mearsheimer sostienen en un libro que el ‘lobby israelí’ condiciona la política de EEUU en Oriente Medio de tal manera que perjudica los intereses americanos.
En ‘El lobby israelí’ (editado por Ara Llibres en catalán y por Taurus en castellano), Mearsheimer y Walt ahondan en una tesis tan polémica en EEUU que les ha valido ser tildados de ‘antisemitas’ por miembros de la poderosa comunidad judía americana, pese a dejar clara desde un principio su defensa de la existencia de Israel.
De hecho, las presiones del ‘lobby israelí’ impidieron, según relatan los autores, que se publicara en EEUU un primer artículo sobre este tema, que finalmente apareció en una revista londinense.
Forma parte del grupo de presión proisraelí una pléyade de organizaciones judías en EEUU, así como políticos y creadores de opinión neoconservadores y extremistas cristianos que con la llegada de George W. Bush a la presidencia americana en 2001 multiplicaron su influencia en los círculos de poder norteamericanos.
Las personas y organizaciones que integran el ‘lobby israelí’ en EEUU, señalan ambos académicos, utilizan todo su poder para orientar la política exterior estadounidense en una ‘clara tendencia a favor de Israel’, con unos resultados que a menudo socavan no sólo los intereses americanos sino también los israelíes.
Como muestra de esta influencia negativa, explican que el lobby fue la ‘principal fuerza impulsora’ de la decisión de invadir Irak y, sin su influencia, ‘es casi seguro’ que no hubiese habido una guerra que ha resultado ser un ‘desastre para la estrategia de EEUU’ en Oriente Medio y que, en cambio, ha fortalecido a Irán.
Otro ejemplo que cita la obra es la presión que ejerció el lobby para que Bush apoyara la ofensiva israelí contra el Líbano en verano de 2006, pese a que la operación provocó, según denuncia Amnistía Internacional, un ‘grado de destrucción catastrófico’ y se cobró la vida de 750 civiles libaneses, frente a los 43 israelíes muertos.
El ataque israelí, alerta el libro, ‘reforzó el antiamericanismo’ en la zona, hizo crecer el respaldo popular de Hezbollah en el Líbano y enturbió aún más si cabe la situación en Irak.
La presión del lobby, insiste la obra, ha impedido a EEUU jugar un papel más eficaz en la resolución del conflicto entre Israel y Palestina, al ser percibido por los árabes como árbitro parcial.
Los autores del ensayo llegan a la conclusión de que, pese a que la retórica oficial predica que EEUU e Israel son grandes aliados en la guerra contra el terrorismo, el apoyo casi incondicional de Washington a los israelíes ha azuzado el terrorismo antiamericano.