La comunidad judía mexicana mantiene con el gobierno del presidente Felipe Calderón una relación de «equilibrio y respeto», aseguró Hugo Yoffe, presidente de la Federación Sionista (FSM) del país norteamericano.
El dirigente, que también co-preside el Congreso Sionista Latinoamericano, destacó en cambio que el vínculo con el Estado israelí es «excelente y permanente a través de las relaciones» existentes con la organización Keren Kayemet LeIsrael, que se dedica a la forestación, y la Federación Sionista.
Durante una breve estadía en Buenos Aires, Yoffe declaró a la Agencia Judía de Noticias que con el gobierno mexicano sólo mantienen, en representación de su comunidad, algunas reuniones junto a otras organizaciones.
Con quienes sí tienen lazos más estrechos es con la Embajada de Israel en México, debido al apoyo que reciben los dirigentes para el desarrollo de actividades, como también con las más de 21 asociaciones afiliadas.
Yoffe asegura que la comunidad judía mexicana está integrada por 42 mil personas. El 90 por ciento se concentra en la zona metropolitana de la capital (organizada en seis comunidades) y el resto, aproximadamente 500 familias, viven en otras ciudades del país como Monterrey, Guadalajara, Tijuana y Cancún.
De acuerdo al estudio histórico de la inmigración entre 1900 y 1950 (publicado en 2006), los más de 7.000 judíos que llegaron a México en esos años provenían en su mayoría de Europa oriental, en especial de Polonia, más de 2.000 de España o del viejo territorio del Imperio Otomano, y otros casi 2.000 de Cuba y Estados Unidos.
Los registros, además, demuestran que la inmigración era de familias y un buen porcentaje entraba por Veracruz.
Con respecto a la estructura educativa, México cuenta con una red organizada en 14 colegios en los que estudian más del 85 por ciento de los niños y jóvenes judíos.
El 30 por ciento son yeshivot (centros de estudio de la Biblia y el Talmud), y el resto son «tradicionalistas y sionistas».
La Federación se encarga de implementar la agenda de la Organización Sionista Mundial y de facilitar la realización de las elecciones locales para los Congresos que se realizan en Jerusalén cada cuatro años.
Desarrollan actividades relacionadas con la aliá (migración a Israel), programas para la juventud, enseñanza de hebreo y formación de líderes, entre otras.
Al igual que en Uruguay, también entregan el Premio Jerusalem, un reconocimiento internacional que otorga la FSM en conjunto con el gobierno de la capital israelí y la Organización Sionista Mundial a personalidades no judías que se destacaron por su aporte al pueblo judío.
Según Yoffe, no hay problemas específicos con «lo judío» en América latina. En México rige una ley contra la discriminación, por lo que «no se presenta el antisemitismo como en otros países». «Existen de vez en cuando actos aislados pero no se comparan con los de Sudamérica», afirmó el dirigente.
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