El alcalde de la localidad palestina de Kifl Hares, Ahmed Bouzia, pidió hoy el fin de las peregrinaciones de grupos judíos a un lugar santo de la ciudad, después de que la pasada semana fueran profanadas varias tumbas musulmanas.
Bouzia explicó que residentes de la localidad cisjordana descubrieron la profanación el pasado viernes por la mañana, después de que 1.300 peregrinos judíos acudieran a rezar con protección del Ejército israelí la noche antes. En total, nueve tumbas fueron profanadas, dijo. Algunas de las lápidas fueron rotas y otras aparecieron con pintadas en las que se podía leer ‘Muerte a los árabes’ y ‘Venganza’.
El portavoz del grupo de peregrinos, Israel Edri, criticó la profanación y dijo que algunos miembros de su grupo vieron a algunas personas sospechosas en el cementerio, pero no pudieron detenerlos. Según Edri, podían ser colonos que se infiltraron con el grupo o incluso palestinos.
Según explicó el alcalde, desde el pasado mes de febrero, ha habido tres grandes peregrinaciones al lugar en el que los colonos creen que se encuentran las tumbas Josué y Caleb. Sin embargo, indicó, con frecuencia acuden grupos más pequeños de colonos armados.
Además, los sentimientos de los residentes se vieron otra vez dañados ayer, cuando volvieron soldados israelíes, junto a los organizadores de la peregrinación, para reparar las tumbas dañadas y borrar las pintadas. ‘Fue una profanación encima de una profanación’, dijo el alcalde, antes de explicar que las tumbas musulmanas sólo pueden ser reparadas por musulmanes. La localidad presentó ayer una queja ante la Policía israelí de Ariel, un asentamiento judío próximo a Kifl Hares.