El general Halutz seguirá en funciones hasta que sea designado su sucesor, probablemente el domingo próximo, que es cuando tiene previsto hacerlo el ministro de Defensa, Amir Peretz. La renuncia del militar israelí, que puede precipitar una caída del Gobierno, se debe a los fallos de jefes militares en la guerra de hace seis meses contra la milicia islámica de Hizbulá.
La oposición parlamentaria y los dirigentes de las protestas populares exigen ahora que también dimita la cúpula política, y en primer término el jefe del Gobierno y el titular de Defensa, y líder del Partido Laborista, cuestionado incluso en su propio partido. Halutz explicó esta mañana a los generales del Estado Mayor que decidió dimitir una vez que concluyeron las investigaciones que hicieron cincuenta comisiones militares de los errores y que recomendaron cómo subsanarlos.
El jefe del bloque parlamentario del Partido derechista Likud, Guideón Saar, llamó esta mañana a Olmert y a Peretz a seguir a Halutz y dimitir también pues «no puede ser que el jefe de las FFAA asuma la responsabilidad por los fallos durante esa guerra y sus jefes en el plano político sigan escabulléndose de la suya». También les exigió «seguir los pasos de Halutz» uno de los dirigentes de las protestas públicas, David Einhorn, padre de uno de los soldados caídos en la guerra. «No me alegra la renuncia de Halutz, no obstante, la hizo muy tarde», dijo.
El diputado Efi Eitam, coronel en la reserva y dirigente del Partido de la Unidad Nacional, en la oposición, opinó que «la gente ha perdido la confianza en la clase política y en las fuerzas armadas». «La dimisión del general Halutz es una consecuencia inevitable del fracaso de la guerra en el Líbano y ejemplo de lo que debe ser la responsabilidad personal cuando ello ocurre», agregó Eitam.
La ofensiva israelí comenzó el pasado 12 de julio tras la captura ese día de dos soldados de una patrulla en la frontera con el Líbano por comandos de Hizbulá pero después de 34 jornadas de combates, las FFAA no lograron rescatarlos, ni vencer claramente a Hizbulá, sólo alejar a esa milicia de la frontera merced a un alto el fuego concertado el 14 de agosto por el Consejo de Seguridad de la ONU.
El diputado Israel Katz, ex ministro de Estado y del Likud, se manifestó en favor de un «gobierno de emergencia nacional» y exigió un anticipo de las elecciones para dentro de medio año. Debido a la falta de previsión de las FFAA, según expertos, centenares de miles de civiles, por primera vez en las guerras que Israel libró con los árabes, quedaron directamente bajo fuego del enemigo; Hizbulá les disparó cerca de 4.000 cohetes Katiusha.
A menos de un aniversario en sus funciones, el primer ministro Olmert, líder del Partido de centro Kadima, en el momento más bajo de su popularidad, está desde anoche en medio de una nueva investigación por supuestos delitos de corrupción por abuso del poder. El fiscal general del Estado, Erán Shendar, dispuso anoche someter a Olmert a una investigación policial bajo sospecha de haber favorecido a dos amigos -siendo titular de Finanzas del ex primer ministro Ariel Sharón, en 2005- para la compra de un paquete de acciones del Banco Leumí, el segundo del país, al ser privatizado.
La presidenta del bloque pacifista Meretz, Zehava Gal-On, declaró tras la dimisión de Halutz, que Olmert y Peretz «carecen de estatura moral para designar al nuevo jefe de las FFAA». Según Gal-On, «la responsabilidad por el fracaso de la guerra en el Líbano no puede detenerse en el plano militar».
«Los dirigentes políticos que adoptaron decisiones irresponsables como la de ir a la guerra en el Líbano también deben marcharse a sus casas», concluyó.
ABC
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