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No tenemos ventajas especiales en el plano moral

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Hoy prácticamente existe un consenso sagrado de que la guerra en el norte es sólo una guerra y que la moralidad está de nuestro lado. La triste verdad es que este consenso sagrado se basa en una memoria selectiva de corto alcance, una visión del mundo introvertida y un doble discurso.

Esta guerra no es sólo una guerra. Israel está usando una fuerza excesiva sin distinguir entre población civil y enemigo, cuyo único propósito es la extorsión. Esto no quiere decir que la moralidad y la justicia estén del lado de Hezbollah. Seguramente no. Pero el hecho de que Hezbollah «empezó todo» al secuestrar a soldados en una frontera internacional ni siquiera empieza a inclinar la balanza de la justicia para nuestro lado.

Hezbollah cruzó una frontera que es reconocida por la comunidad internacional. Lo que estamos olvidando es que, desde nuestro retiro del Líbano, la Fuerza Aérea israelí realizó incursiones de vigilancia a diario en el espacio aéreo libanés. Si bien estos vuelos no causaron bajas, una violación de las fronteras es una violación de las fronteras. Aquí tampoco la moralidad está de nuestro lado.

¿Cuál es la diferencia entre lanzar Katiushas en centros de población civil en Israel y que la Fuerza Aérea israelí bombardee poblaciones en Beirut, Tiro y Trípoli? Hasta la fecha, unos 25 civiles israelíes murieron como resultado de misiles Katiusha. La cantidad de muertos en el Líbano, la gran mayoría civiles que no tienen nada que ver con Hezbollah, ya son cerca de 400.

Esta guerra también tiene un costado de propaganda. Cada lado intenta persuadir al mundo de que es más miserable. Como en toda campaña de propaganda, el uso de información es selectivo y distorsionado. Si queremos basar nuestra política de información en la suposición de que el contexto internacional va a comprar la mercancía dudosa que estamos vendiendo, muy bien. Pero en términos de nuestra búsqueda del alma nacional, la triste realidad es que tal vez ganemos este conflicto en el terreno militar y obtengamos algunos réditos diplomáticos, pero, en el plano moral, no tenemos ventajas ni status especial.
Clarin

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