La aviación de Israel reanudó este martes por la tarde sus ataques contra el sur de Beirut, bastión del grupo islamista Hezbolá, mientras el ministro de Defensa hebreo revelaba que su Gobierno estudia crear una zona de seguridad al sur de Líbano si no se despliega allí una fuerza internacional.
La franja se establecerá «si no hay una fuerza internacional que tome posiciones, que tome el control hasta las vallas (de la frontera con Líbano)», dijo a la prensa Amir Peretz, para quien ese contingente debería ser «capaz de actuar y mantener el control con las armas para impedir que toda persona que se aproxime a la zona definida sepa que corre el riesgo de ser un blanco».
Precisamente en el sur de Líbano, un bombardeo israelí mató por la mañana a una familia de siete miembros en su domicilio de la localidad de Nabatiyé. Según la policía libanesa, la casa de la familia fue devastada por un misil. Los equipos de rescate se emplearon a fondo para sacar los cadáveres, entre ellos los de dos niños.
Por otro lado, una adolescente árabe israelí murió al estallar un cohete disparado por Hezbolá contra el norte de Israel, anunció una fuente médica. La chica, de 15 años, perdió la vida al caer el cohete sobre su casa en la aldea de Mghar, cerca de Carmiel. En la ciudad israelí de Haifa, al menos cinco personas sufrieron heridas al caer 16 cohetes disparados por Hezbolá desde el sur de Líbano, según el primer balance de fuentes médicas y policiales.
Entre tanto, la aviación israelí bombardeó este martes por la tarde en seis ocasiones el barrio de Haret Hreik donde se encuentra el cuartel general del Hezbolá y que fue completamente arrasado, constató un periodista de AFP. El impacto de las detonaciones sacudió el centro de Beirut, que se encuentra a tres kilómetros.
En el plano militar, el ejército de Israel tiene intenciones de limitar sus operaciones terrestres al sur de Líbano tomando como blanco a las infraestructuras de Hezbolá, señaló un alto responsable militar israelí. «Nosotros no tenemos intenciones de extender nuestras operaciones hasta 70 km al norte de nuestra frontera con Líbano. Nos ocuparemos de la infraestructura de Hezbolá, que está a nuestro alcance en el sur del país», comentó a la radio militar el teniente coronel Hemi Livni.
Las muertes de este martes elevan a 381 el número de fallecidos en Líbano desde el inicio de la ofensiva israelí el 12 de julio, de los que 334 eran civiles. Según las fuerzas de seguridad, 27 soldados y policías libaneses han muerto desde el comienzo de las hostilidades. Unos 800 civiles y 81 soldados y policías han resultado heridos.
Hezbolá afirmó haber perdido a 19 combatientes y un militante de la guerrilla de Amal, aliada de Hezbolá, también ha muerto en las hostilidades.
Se estima que el conflicto ya ha causado el desplazamiento de 800.000 civiles. La ONU y algunos países europeos hablan de «catástrofe» humanitaria. La secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, se encuentra de visita en la región para tratar de encontrar una salida a la crisis.