Decenas de cohetes cayeron en las últimas horas en distintas localidades del norte de Israel, mientras el Ejército intensifica su ofensiva en el Líbano para impedir un ataque contra Tel Aviv, su corazón económico.
Los cohetes de la milicia Hizbulá alcanzaron la pasada madrugada y esta mañana, entre otras, las localidades de Kiriat Shmoná, Safed y San Juan de Acre, causando heridas a tres personas.
En San Juan de Acre, donde residen miles de árabes-israelíes y Patrimonio de la Humanidad por sus restos arqueológicos de la época de los Cruzados, un cohete cayó en una vivienda y atravesó el dormitorio de un pareja hasta estallar en un sótano, lo que sin duda les salvó la vida.
Por su parte, en Haifa, tercera ciudad más grande de Israel y segunda en importancia económica, se despertó a las 6.00 hora local (3.00 GMT) con el ulular de las sirenas, aunque no se informó de ningún impacto.
Anoche, en el que ha sido hasta ahora el bombardeo más alejado de la frontera, los guerrilleros de Hizbulá alcanzaron las ciudades de Afula, Migdal Haemek y de Nazaret, esta última tercer centro cristiano más importante después de Jerusalén y Belén.
Fuentes militares destacaron que los cohetes lanzados contra Afula, en el valle de Jezrael, fueron disparados desde una distancia de unos cincuenta kilómetros, diez más que los cohetes que llegan a Haifa.
Para tratar de minimizar el número de los ataques y prevenir un posible ataque contra Tel Aviv, la Fuerza Aérea y la Artillería israelíes iniciaron anoche un bombardeo masivo de posiciones de Hizbulá en el sur del Líbano, que continuaba esta mañana a un ritmo sin precedentes en los últimos años.
Un oficial de una de las unidades de artillería junto a la frontera dijo a Efe que los disparos se producen a ritmo forzado y sin interrupción.
‘Nuestras órdenes son disparar de acuerdo a los servicios de información’, dijo el militar, aunque en las últimas horas hay tiros a discreción en todo el sur.
Sólo ayer la batería en cuestión, a unos cuatro kilómetros de la frontera y compuesta por seis cañones autopropulsados de 155 milímetros, disparó más de 1.000 proyectiles.
El alcance de los proyectiles es de entre 20 y 25 kilómetros, suficiente para llegar a cualquier punto desde el que Hizbulá dispara sus cohetes.
En la operación que comenzó anoche, el objetivo, según fuentes militares, es ‘barrer’ toda la franja sur a fin de que los milicianos no puedan acercarse a la zona fronteriza.
El ataque con piezas de artillería es apoyado desde el aire, con mayor exactitud por la Fuerza Aérea, cuyos aviones F-16 se centran en las últimas horas en blancos selectos y edificios que buscan destruir en el sur del Líbano.
En total, la Fuerza Aérea ha atacado desde anoche unos 60 objetivos, dejando un balance de unos 17 muertos -entre ellos nueve soldados-, según fuentes libanesas.
Consciente de que el arsenal de cohetes de Hizbulá es interminable -se calcula en unos 10.000-, la Fuerza Aérea prefiere centrarse en las baterías móviles, a fin de destruirlas y mermar la capacidad ofensiva de una organización armada que ha demostrado tener la capacidad de un Ejército.
Mientras el tercio norte de Israel sigue completamente paralizado, más al sur, en la ciudad cisjordana de Naplusa, un soldado israelí murió y otros cinco resultaron heridos hoy en un ataque con bomba por parte de las Brigadas de los Mártires de Al-Aksa, afiliada al movimiento Al-Fatah.
Y en la localidad de Bet Hanún, en Gaza, murieron dos milicianos palestinos por disparos del Ejército israelí, que volvió a entrar en esa zona por tercera vez desde el 28 de junio, cuando lanzó la operación ‘Lluvias de Verano’, tras el secuestro del soldado Guilat Shalit por la milicia de Hamás.
Las milicias palestinas dispararon la pasada madrugada 10 cohetes contra distintas localidades israelíes alrededor de Gaza, causando dos heridos y daños materiales.
Por otro lado, en Jerusalén, la policía israelí interceptó junto a las murallas de la Ciudad Vieja a un palestino con un bolso que contenía explosivos.