Meir Javedanfar, un israelí nacido en Teherán, recuerda con cariño estar sentado en torno al televisor junto a sus amigos musulmanes tomando abundantes tazas de té dulce, mientras miraban con orgullo jugar al equipo nacional de fútbol.
Con una creciente crisis entre Occidente e Irán por su programa nuclear, Javedanfar se encuentra entre muchos judíos iraníes viviendo en Israel que temen un posible ataque a su tierra natal.
«Estoy muy en contra de cualquier guerra con Irán ya que no quiero ver al pueblo iraní sufrir,» dice Javedanfar, un analista de 32 años, mirando las olas superponerse frente a la playa de Tel Aviv, una ciudad israelí donde viven muchos iraníes judíos.
La historia de la comunidad judía de Irán, alguna vez de más de 100.000 personas, se remonta a 2.500 años en el antiguo imperio persa. A veces se los llama «Los hijos de Ester» por la reina judía de Persia.
Los judíos padecieron persecuciones intermitentes en Irán durante siglos, pero prosperaron con el ascenso de la dinastía prooccidental Pahlavi en los años ’20.
Desde la creación de Israel en 1948, más de 40.000 iraníes judíos se han mudado al estado judío, llegando la última gran ola después de la revolución islámica de 1979 en Irán.
El propietario de un negocio de Tel Aviv, Siyamak Shirazi de 37 años, quien nació en Teherán y se mudó a Israel en 1979, dijo que esperaba que los iraníes comunes no sean víctimas de ninguna acción militar.
«Somos israelíes pero seguimos siendo iraníes. Espero que no haya ataques aéreos,» dijo. «Preferiría que la dirigencia gobernante fuera destituida por las fuerzas especiales de Estados Unidos o de Israel. Tal vez entonces la gente de allí pueda volver a respirar.»
Estados Unidos y otros países, incluyendo Israel, acusan a Irán de querer construir bombas nucleares.
Irán dice que su programa nuclear está apuntado a generar electricidad.
Washington no ha descartado opciones militares si la diplomacia no logra reducir las ambiciones atómicas de Irán.