Los amigos que visitan a Israel suelen preguntarnos cuán ardua es la vida aquí y cuál puede ser el futuro de un pequeño país tan asediado. Hay que elegir bien el criterio para responder. Si juzgáramos por los discursos y acciones de los islamistas y otros enemigos del progreso, la respuesta sería desoladora: Israel está condenado.
Pero si en lugar de oír a los voceros de la necrofilia observamos los más simples indicadores económicos, la conclusión será que el futuro nos sonríe. La gigantesca Microsoft, que en los últimos años ha adquirido varias empresas israelíes (Peach, Maximal) con el reciente agregado de Whale Communications (18-5-06) transformó a su rama israelí en un verdadero centro de desarrollo.
Desde hace ocho años la Whale ofrece a organizaciones y empresas la denominada Red Personal Virtual, una vía para llegar a distancia a sus sistemas de información, un campo en el que Israel está a la vanguardia.
Con todo, las inversiones de Microsoft en el país acaban de ser eclipsadas: el segundo hombre más rico del mundo, considerado el mejor inversionista de todos los tiempos, ha elegido al Estado hebreo para hacer su primera inversión fuera de EEUU. Warren Buffett anunció (5-5-06) una inversión de unos cuatro mil millones de euros al adquirir la compañía metalúrgica Iscar, ubicada en las afueras de la ciudad norteña de Naharía.
Iscar fue fundada en 1952 por Stef Wertheimer –ahora el hombre más rico del país- quien, debido a su gran contribución a la economía israelí, hace unas semanas había sido honrado con el encendido de una de las tradicionales antorchas con las que Israel celebra anualmente su independencia en el Monte Herzl.
Buffett comenzó a invertir en bolsa en 1941 a la edad de 11 años, el Wall Street Journal lo definió como la persona más influyente de las finanzas, y suele recibir el apodo de «el Oráculo de Omaha». Su compañía incluye entre sus posesiones el 8,4% de Coca Cola, el 2,2% de American Express y el 18% del Washington Post.
A pesar de ello Buffett vive templadamente y ha declarado que su fortuna pasará a la fundación benéfica que estableció. En breve llegará a Israel para conocer personalmente su nueva adquisición y evaluar nuevas inversiones en el país.
Ganadores en el foro
En suma, Israel asiste con excelentes credenciales al Foro Económico Mundial (FEM) en el que participan más de mil dirigentes y que se inauguró (21-5-06) en el complejo turístico de Sharm el Sheik, en donde nuestra canciller Tsipi Livni se reunió con su homólogo jordano, con el presidente egipcio Mubarak, con el subsecretario de Estado norteamericano Welsh y, por primera vez desde que Hamás asumiera el gobierno palestino, con el presidente Abú Mazen.
El FEM -fundado por el profesor Klaus Schwab en 1971 en Ginebra- reúne anualmente a empresarios con intelectuales y jefes de gobierno. Este año un activista judeofóbico infiltró en su órgano oficial Global Agenda un artículo que exhortaba al boicot mundial del único país del mundo sobre cuya destrucción se habla regularmente como una posibilidad o aun una necesidad. El autor, Mazin Qumsiyeh, viene dedicándose con exclusividad a deslegitimar al Estado judío desde que reparó en que esta militancia es más redituable que los magros logros que le había concedido su carrera en genética.
Schwab supo emerger airoso del traspié cuando se disculpó sin reserva alguna (26-1-06) en nombre del FEM, una organización que, si brega por destruir algo, no es al pueblo israelita sino precisamente los boicots, las trabas económicas, y la manía árabe-musulmana de rebuscar culpables ajenos para las miserias propias.
Abú Mazen no se ha librado de esta tozuda evasión de responsabilidades típica en los regímenes árabes, según bien acaba de denunciarlo el europarlamentario francés Patrick Gaubert, quien declaró: «El discurso de Abbas, en el que presenta a Israel como el único responsable de las desdichas del pueblo palestino, lo acerca a Hamás, porque no extiende una mano a los israelíes para tratar de encontrar una solución pacífica a la tragedia que viven los dos pueblos… Es inaceptable su semichantaje de advertirnos a los europeos que si no le damos dinero recibiremos violencia. Al demandar que los europeos apoyemos financieramente a un gobierno conformado por miembros del grupo terrorista Hamás, se le está pidiendo a la Unión Europea que cierre los ojos ante los crímenes de esa organización».
Touché, Monsieur Gaubert. Es alentador que cada vez más europeos noten cómo la UE ha venido financiando el terror antijudío.
Tan alentador como las disculpas de Schwab, quien admitió abiertamente que «hubo una falla inaceptable en el proceso de edición que llevó a la inexcusable publicación». Su valentía deja lugar a la esperanza de que alguna vez la prensa europea sepa pedir disculpas por la letal ceguera con la que se alineó con el terrorismo palestino aun cuando éste perpetrara los crímenes más atroces.
Una vez que el FEM pidiera disculpas, Israel puede sentirse a gusto entre su gente, más aún por el hecho de que exhibe la tasa de crecimiento económico más alta de la región (6,6%), por el éxito ascendente de su industria turística, por su desarrollo tecnológico, industrial y agrícola, y todo a pesar de que los israelíes pagan una de las tasas de impuestos más elevadas del mundo. El director de la federación de las Cámaras de Comercio, Uriel Lynn, ya ha solicitado la rebaja del IVA (impuesto sobre el valor añadido) del 16,5% al 15%.
En nuestro artículo sobre la reunión anterior del FEM en Oriente Medio hace un año, decíamos que se oyeron allí voces promisorias, especialmente las del proyecto de construir un canal de 180 kilómetros que unirá el Mar Rojo con el Mar Muerto a fin de abastecer de agua durante medio siglo a israelíes, jordanos y palestinos.
Hoy en día tiende a asociarse Sharm el Sheik con playa y buceo, y en Israel evoca adicionalmente varias creaciones populares, como por ejemplo el libro del escritor infantil israelí Uriel Raingold, quien describe con humor y calidez la campaña hacia Sharm el Sheik durante la Guerra del Sinaí de 1956; o la canción de Amós Etinger que relata la llegada al lugar durante la Guerra de los Seis Días de 1967.
Una tercera derivó de la necesidad de mantener en manos de Israel esa entrada al Mar Rojo, expresada por el célebre Ministro de Defensa Moshé Dayan cuando sentenció: «Es preferible Sharm el Sheik sin paz, que paz sin Sharm-el Sheik».
Sin embargo, en cuanto se presentó a Israel la primera ocasión de paz real con sus vecinos, tanto Dayan como el Premier Menajem Beguin procedieron a la devolución a Egipto de toda la península del Sinaí, Sharm el Sheik incluido.
La punzante alternativa de Moshé Dayan se cumplió, pero en un sentido que él no previera. De paz, algunos de nuestros vecinos siguen privándonos, pero no logran privarnos de que arribemos a Sharm el Sheik con logros que a ellos se les escapan en ciencia, tecnología, agricultura, medicina y democracia. Porque quiérase o no, Israel es un modelo no a ser atacado sino a ser imitado, no sólo para que los países de la región arriben a la traería paz sino también para que logren cimentar su prosperidad.