El estudio se realizó con un muestro de unas 68 personas, entre los 49 y los 94 años, que presentaban probables síntomas de la enfermedad de Alzheimer. La religiosidad y espiritualidad fueron evaluadas, siguiendo un índice de la Duke University. El total evaluado fue considerado en pequeña escala de la NIH/Fetzer (breve medición multidimensional de religiosidad/espiritualidad). Estos métodos colectan información sobre prácticas tales como asistencia a actividades religiosas públicas y privadas.
«Descubrimos que los pacientes, con altos niveles de espiritualidad y religiosidad, pueden experimentar una declinación más lenta del conocimiento» dijo el autor del estudio, Dr. Yakir Kaufman, quien condujo la investigación como miembro del Centro de Cuidados Geriátricos Baycrest de Toronto y que es director de los servicios de neurología del Herzog Memorial Hospital de Jerusalén. «La espiritualidad y religiosidad estan vinculadas a mejores resultados en cuanto a salud» dijo Kaufman. «Nuestro trabajo investiga si hay un vínculo tan relevante en la enfermedad de Alzheimer».
La espiritualidad y las prácticas religiosas privadas suman el 20% del total de las variaciones. Kaufman dijo que se necesitan más estudios para comprender mejor la conexión entre religiosidad y declinación cognoscitiva. «Estos descubrimientos pueden justificar un estudio que busque el posible efecto de afianzar el bienestar espiritual como medio para aminorar la declinación cognoscitiva» concluyó.
Fte Cidipal