EFE.-Las sirenas, las que suenan en situaciones de alarma máxima -como el estallido de una guerra- fueron activadas y los conductores bajaron de sus vehículos para aguardar en pie, como los viandantes, hasta que cesaron de sonar.
En el Parlamento, como todos los años, los legisladores recordaban mencionándolas «porque no eran un número, tenían nombre» a parte de las víctimas entre los seis millones de civiles -un tercio del pueblo judío- que perecieron en decenas de campos nazis.
«Jamás volverá nuestro pueblo a estar expuesto al exterminio gratuito y al desamparo total, nunca más volverán a sorprendernos desprevenidos», afirmó Sharon anoche aludiendo a la existencia de Israel, al comenzar los actos en el Museo del Holocausto (Yad Vashem), enclavado en una de las 28 colinas de Jerusalén.
Durante la ceremonia en Yad Vashem, como es tradicional, seis supervivientes encendieron antorchas en memoria de los muertos, y todos los medios de comunicación estaban volcados en reproducir testimonios estremecedores de lo ocurrido en los campos nazis.
Las banderas israelíes ondean a media asta en todos los establecimientos públicos y la mayor parte de los lugares de esparcimiento permanecerán cerrados hasta esta noche, cuando concluya la jornada de luto nacional.
El Estado judío se estableció en parte de la antigua Tierra de Israel, la Palestina histórica, después de finalizar aquella guerra con la derrota de la Alemania del líder nazi Adolfo Hitler, quien se suicidó en su búnker de Berlín ante el avance del Ejército Rojo de la desaparecida Unión Soviética y sus aliados.