Putin luego se dirigirá a Israel, donde se reunirá con el primer ministro Ariel Sharon, y donde, según los analistas, podría encontrar la principal objeción a algunas de sus políticas.
Por una parte, se espera que el gobierno israelí le pida a Putin que reconsidere un contrato para la venta de cohetes antiaéreos a Siria.
El mandatario ruso despertó fuertes críticas en Israel después de declarar en televisión que los cohetes no amenazan la seguridad israelí, sino que «sólo hará más difícil que los aviones israelíes vuelen cerca del palacio del presidente sirio, Bashar al-Assad».
Sobre el tema, Sharon ha dicho que «Rusia lucha contra el terrorismo con una mano, y apoya a quienes lo patrocinan con la otra».
Otro punto que ha generado controversia es el apoyo de Rusia al programa nuclear de Irán.
Putin insiste en que el objetivo de la visita es el de discutir el proceso de paz con los palestinos como parte de la «Hoja de Ruta», que fue diseñada en conjunto por Rusia, Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU.
Por otra parte, se calcula que más de un millón de judíos rusos y de las antiguas repúblicas soviéticas habitan en Israel, que equivalen a un 20% de la población.