EP/.- Las fuerzas del orden israelí habían prohibido el acceso a la Explanada a los musulmanes menores de 40 años y a los judíos, incluidos los cuatro parlamentarios ultranacionalistas de la Knesset, y detuvieron a nueve miembros del grupo convocante de la manifestación, Ravava, así como a un líder de Hamás en Cisjordania, Hasan Yusef, que unas horas antes había concedido una entrevista a la cadena Al Yazira en la que pedía a todos los musulmanes que defendieran el templo de Al Aqsa.
Soldados israelíes arrestaron unas horas después a Yusef por acceder a la Explanada a pesar de las restricciones israelíes. La detención de Yusef se produjo en un puesto de control israelí cuando regresaba en coche de Jerusalén a Cisjordania, según informaron testigos.
«Si los sionistas desfilan por la mezquita de Al Aqsa, estarán plantando la semilla del tercer estallido» de violencia, había señalado otro miembro de Hamás, Nizar Rayyan, en unas declaraciones muy parecidas a las de Yusef y recogidas por el diario israelí ‘Haaretz’ en alusión a una hipotética tercera Intifada.
Este llamamiento contribuyó a generar un clima de tensión al que se unió la Autoridad Palestina, que pidió a la Liga Árabe que proteja la Explanada, o incluso gobiernos extranjeros, como el de Irán. En el recuerdo estaba el inicio de la segunda Intifada en septiembre de 2000 en ese mismo escenario después de que Ariel Sharon provocara a los palestinos con su visita al recinto, que dejó miles de muertos.
«Cualquier invasión de la mezquita de Al Aqsa provocará la furia de los musulmanes», dijo el portavoz del Parlamento iraní, Gholam Haddad Adel, al inicio de la sesión del Parlamento de hoy, según informó la agencia Irna. El portavoz añadió que el régimen sionista se estableció desde un principio por el uso del terrorismo y a través de la usurpación, el asesinato, la conspiración y la agresión contra los palestinos, con el apoyo al régimen de estadounidenses y británicos.
Este incidente, junto con la muerte ayer de tres adolescentes que jugaban al fútbol en Rafá a manos de soldados israelíes, hacen temer una ruptura de la tregua alcanzada el 8 de febrero. Militantes palestinos, sin llegar a romper el alto el fuego, dispararon fuego de mortero y cohetes mientras en los funerales de los adolescentes se escuchaban gritos en los que se pedía venganza.
Miles de palestinos, incluidas decenas de hombres armados, participaron en el funeral. Los participantes cubrieron con banderas los cuerpos y corearon lemas como «Dios es el más grande», además de jurar venganza por su muerte. Hombres armados dispararon al aire mientras militares de Hamás mostraron parecida actitud vengativa. «Nuestra paciencia es limitada y estamos preparados para acabar con ellos una y otra vez», aseguró uno de los portavoces de Hamás.
Los tres niños, de entre 14 y 15 años, murieron cerca de la frontera entre Gaza y Egipto. Mientras los residentes palestinos dicen que los jóvenes se encontraban jugando al fútbol antes de morir, el Ejército israelí contradice esta explicación y no reconoce ningún error.