Inicio MEDIO ORIENTE El Ministerio de Sanidad israelí anuncia un protocolo médico para los rehenes devueltos del cautiverio de Hamás

El Ministerio de Sanidad israelí anuncia un protocolo médico para los rehenes devueltos del cautiverio de Hamás

Por Gustavo Beron
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Itongadol.- El Ministerio de Sanidad ha publicado el protocolo médico para la recepción de rehenes del cautiverio de Hamás a la luz del acuerdo anunciado recientemente, en el que se describen las fases de atención, tratamiento y apoyo a largo plazo.

Los seis hospitales designados para la atención médica inicial son Ichilov, Beilinson, Sheba, Assaf Harofeh (en la región central), Barzilai y Soroka. Estos hospitales están situados cerca de Gaza para tratar rápidamente los casos graves. El Ministerio de Sanidad recomienda un periodo mínimo de hospitalización de cuatro días para cada retornado, aunque esto está sujeto a la discreción del individuo y su familia.

Cada rehén retornado será tratado en instalaciones separadas diseñadas específicamente para rehenes. Éstas incluirán habitaciones privadas para el retornado y los miembros de su familia y acompañantes. Se han dado instrucciones a los hospitales para que separen las áreas generales para reuniones más grandes de los espacios privados, que incluyen áreas para dormir, salas de reuniones y zonas de descanso. Cada habitación tendrá su propio cuarto de baño y ducha.

El «ala de retornados» también albergará espacios para representantes militares, lo que permitirá celebrar reuniones aisladas para minimizar la congestión causada por las grandes aglomeraciones en los pasillos del hospital. Esta decisión tiene su origen en experiencias anteriores de retorno de rehenes en las que el hacinamiento dificultó el tratamiento médico y perturbó el proceso de recuperación. Se han dado instrucciones a los hospitales para que limiten el número de visitantes en estas zonas, que estarán cerradas a las visitas fuera de los horarios designados para las visitas familiares.

Una vez confirmado el regreso de un rehén, los hospitales recibirán su información médica personal. Estos datos se revisarán con prontitud para evaluar cualquier problema de salud derivado de un cautiverio prolongado, incluidas posibles complicaciones o el agravamiento de enfermedades preexistentes. Algunos rehenes pueden haber padecido enfermedades crónicas antes del secuestro, por lo que los hospitales velarán por mantener la confidencialidad de los historiales médicos de los rehenes.

Los hospitales también se encargan de crear un marco de apoyo médico permanente para cada repatriado. Este marco incluirá un equipo médico designado compuesto por médicos de atención primaria, enfermeros, especialistas en consulta, trabajadores sociales, psicólogos, psiquiatras, dietistas y médicos forenses. El equipo se reunirá cuando sea necesario para garantizar una atención integral y desarrollar planes de tratamiento personalizados.

Los trabajadores sociales acompañarán a los retornados desde el momento de su ingreso, dialogando con ellos y sus familias y recomendando intervenciones psicológicas o psiquiátricas cuando sea necesario. Durante el periodo de hospitalización, el trabajador social identificará a una persona de contacto clave para futuros cuidados de seguimiento.

Los dietistas controlarán el peso, la altura y los resultados anormales de los análisis de sangre de los retornados, al tiempo que gestionan sus complejas necesidades nutricionales.

El síndrome de realimentación es un riesgo importante para los retornados, y se vigilará estrechamente a cada individuo para detectar signos de esta enfermedad potencialmente mortal, que se produce cuando alguien que ha pasado hambre prolongada empieza a consumir alimentos demasiado rápido. Esta afección puede alterar los niveles de electrolitos en la sangre (como el fósforo, el magnesio y el potasio) y provocar efectos peligrosos en el corazón, el cerebro, los músculos y otros sistemas. Para evitarlo, cada repatriado tendrá un plan dietético personalizado diseñado por el dietista.

El tratamiento físico suele comenzar con la corrección de los desequilibrios electrolíticos de la sangre, seguida de una alimentación gradual y controlada que incluye pequeñas porciones de alimentos líquidos ricos en líquidos y proteínas pero bajos en hidratos de carbono.

Se administrarán cuidadosamente fósforo, potasio y magnesio para estabilizar los niveles sanguíneos. También se controlará el equilibrio de líquidos para prevenir edemas o insuficiencia cardíaca. Se observarán de cerca las constantes vitales, como el pulso, la tensión arterial y los niveles de azúcar en sangre, junto con el funcionamiento del corazón, los riñones y los pulmones.

La orientación psicológica y el apoyo emocional también serán un aspecto central de los cuidados. La reintegración en la vida normal puede conllevar traumas que requerirán atención profesional.

Cada retornado estará acompañado por un médico forense, que se encargará de documentar y recopilar pruebas médico-legales. Este médico se reunirá con el retornado, realizará los exámenes necesarios y garantizará la documentación adecuada de cualquier hallazgo relacionado con su cautiverio.

Se asignará una enfermera de enlace del fondo de salud del retornado para supervisar su seguimiento médico desde el alta y a lo largo de los próximos meses y años.

A su llegada al hospital, los repatriados serán examinados por profesionales de urgencias y sometidos a pruebas exhaustivas, como radiografías, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas. También se les harán análisis de sangre para detectar enfermedades infecciosas, trastornos de la coagulación y otros problemas de salud relacionados con su cautiverio. Las mujeres retornadas en edad fértil serán sometidas a pruebas de embarazo.

Tras las evaluaciones necesarias, se decidirá si es necesaria la hospitalización continuada o si es apropiado el alta para seguir recibiendo cuidados en la comunidad. Como se ha señalado, se recomienda un periodo de hospitalización de al menos cuatro días para que los retornados tengan tiempo de descansar, reunirse con su familia y recuperarse de la atención pública, todo ello garantizando su bienestar físico y emocional.

Se instruye a los proveedores de atención sanitaria para que establezcan clínicas ambulatorias multidisciplinares que garanticen un seguimiento exhaustivo. Esto incluirá la supervisión continua de la salud médica y emocional de los retornados.

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