Itongadol.- El periódico Tehran Times, uno de los voceros del gobierno persa, publicó ayer una nota titulada «Caso AMIA en vísperas de su 30° aniversario», la cual finaliza con una nada velada amenaza a la Argentina con hacerle «lamentar su enemistad con Irán».
«Fuentes de noticias han citado una declaración de la Oficina del Presidente argentino anunciando que el gobierno argentino ha designado a Hamás como organización terrorista. Según el comunicado, el Presidente también ordenó el congelamiento de las propiedades del grupo palestino.
El Palacio Presidencial de la Argentina destacó las buenas relaciones entre Hamás y la República Islámica y reiteró sus afirmaciones infundadas sobre la participación de Irán en los ataques a la embajada israelí en Buenos Aires y el atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).
A medida que nos acercamos al 30º aniversario de la explosión en el edificio de la Asociación Sionista Argentina en Buenos Aires parece que estamos en el umbral de un nuevo acontecimiento después de tres décadas de ambigüedad y desviación en el caso de un crimen.
Los crímenes vistos por varios expertos en el caso AMIA fueron calificados como ‘autolesiones’ de los judíos o, en opinión de otros expertos, ‘venganza y castigo del gobierno de Carlos Menem contra los sionistas argentinos’.
El manejo del caso AMIA en la Argentina y la aplicación de la justicia a los verdaderos autores del acto terrorista, como algunos otros casos en los que están involucrados políticos o movimientos políticos, se han convertido en un misterio.
El proceso de manejo de este caso ha durado más de 30 años, mientras que durante este largo período ningún proceso de investigación técnica ha llegado a un resultado confiable por parte de la policía.
Según admite el fiscal especial de AMIA, este caso consta de millones de páginas, pero los documentos del caso no solo no ayudan a esclarecer los ángulos ocultos del caso sino que también aumentan su ambigüedad y complejidad.
Mientras que en las investigaciones policiales iniciales, detectives y autoridades judiciales intentaron plantear una hipótesis confiable a través de documentación e intentaron probarla, 30 años de experiencia demuestran que en el caso AMIA, las autoridades policiales y judiciales tienen una hipótesis preordenada y no están tratando de encontrar documentos que la prueben, lo que demuestra que las autoridades judiciales no buscan descubrir la verdad en este caso. Más bien, solo buscan presentar a alguien que ya ha sido designado como un agente por las instituciones políticas y de seguridad.
Pocas horas después de la explosión en la AMIA de Buenos Aires el 17 (sic) de julio de 1994, que mató e hirió a más de 85 personas, el ministro del Interior argentino, en un comentario apresurado, cuando aún no había comenzado la investigación policial, acusó a la República Islámica de Irán de participación en la explosión. Este fue el comienzo de una historia que continúa por más de 30 años. A raíz de esas acusaciones, a esas afirmaciones también se han añadido como prueba informes del FBI y el Mossad.
Dos acontecimientos políticos importantes, uno en Asia occidental y el otro en Argentina, han provocado cambios en el caso AMIA.
En Asia occidental, la Operación Tormenta de Al-Aqsa (NdR: la invasión de terroristas palestinos a Israel del 7 de octubre) ha hecho que el mundo se familiarice con la naturaleza del régimen sionista. La escalada de protestas de gobiernos y pueblos de todo el mundo, incluida América Latina e incluso en la Argentina, país que los sionistas han considerado como un país alternativo tras la expulsión de las tierras santas de Palestina, ha colocado al régimen sionista en una posición de aislamiento y descrédito.
Durante los últimos nueve meses, el régimen sionista ha perdido todo su prestigio en el mundo, incluida América Latina. Por lo tanto, el régimen sionista está tratando de restaurar su reputación perdida acusando a las fuerzas de resistencia y al eje de resistencia, incluidos Hamás y la República Islámica de Irán.
En la Argentina, tras la ineficacia del gobierno de izquierda del Sr. Fernández, el gobierno populista y de extrema derecha de Javier Milei asumió el poder con lemas populistas.
Si bien se respeta a los votantes argentinos (por supuesto, están surgiendo signos de arrepentimiento entre los votantes), el nuevo Presidente de la Argentina, que no ha ocultado su interés en los sionistas y el régimen israelí, ha seguido el camino del escenario antiiraní del régimen sionista desde su llegada al poder, y como títere del régimen sionista, está repitiendo afirmaciones infundadas contra la República Islámica y amenazando a los ciudadanos iraníes.
Respecto al caso AMIA, durante los últimos 30 años Irán siempre ha soportado pacientemente las acusaciones y aún espera que los funcionarios políticos y judiciales de ese país actúen entendiendo su responsabilidad de descubrir la verdad y tratar de abordar las desviaciones creadas en ese caso. Irán también ha declarado su disposición a ayudar a descubrir la verdad manteniendo sus posiciones de principios mientras rechaza las hipotéticas acusaciones de las autoridades judiciales argentinas contra ciudadanos iraníes.
Lamentablemente, en lugar de buscar socios creíbles y confiables para la salvación económica de su país y restaurar la posición tradicional de Irán en sus relaciones comerciales, el gobierno argentino se ha colocado en la primera línea del escenario anti-Irán de la red sionista internacional. Mientras los gobiernos de América Latina desarrollan y amplían sus relaciones con Irán y aprovechan las capacidades políticas y económicas de Irán como potencia regional y actor global importante para asegurar sus intereses nacionales, el gobierno de Milei, al seguir la política de las acciones antisionistas de Irán (sic), pone en peligro los intereses nacionales de la Argentina.
Indudablemente, Teherán no olvidará las políticas antiiraníes de Buenos Aires. Pero Irán ha demostrado que no juega fácilmente en el tablero de ajedrez del enemigo, sino que en el momento y la posición adecuados le impondrá su propio juego al enemigo y le hará arrepentirse por su enemistad con Irán.»